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El paraguayo que llegó de la China y sabe a melocotón

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photo_camera Paraguayos.

Alguien debió engañar a nuestros antepasados y a los denuestros vecinos los portugueses, cuando les dijeron que los melocotones venían de Persia

Prunus Persica, esa es la madre de todos los frutales que tienen su origen en el melocotonero. El paraguayo o paraguaya, encontraremos indistintamente ambos géneros en su denominación, es una variedad que nació de la hibridación de un tipo de melocotonero. Pero le sucede lo mismo que a su ancestro. Llegaron a Europa desde el Golfo Pérsico. En Portugal le llaman así, Pêssegos. Y en Galicia conocemos como péxegos a los frutos del melocotonero silvestre, el que se planta sin injertar y del que hablaremos oportunamente en otra ocasión, porque se ha convertido en una de las frutas autóctonas de Galicia. Pero Persia fue un punto de escala, no el origen. Como otras muchas frutas venían de China. Y de China llegó también la variedad mutada con forma achatada que hoy conocemos como paraguayo.


Se cultivan numerosas variedades. Tan bien integrada está en la huerta mediterránea que la encontraremos desde el Sur hasta Cataluña, Aragón y La Rioja. En Galicia se dan, pero con dificultad. Son árboles muy delicados a los que los hongos les afectan demasiado en nuestras tierras ácidas y clímas húmedos.
Desde hace una década, más o menos, al paraguayo le ha salido un pariente: la platerina. Así, dicho de manera sencilla es un paraguayo con la piel de una nectarina o peladillo y comparte con éste un toque más crujiente y jugoso y con el paraguayo el sabor dulce y delicado. No se asuste el lector, esta ingeniería genética, desarrollada en España, no tiene nada que ver con los transgénicos. Los cruces para producir nuevas variedades y mejorar las existentes son tan viejos como la agricultura. Y en materia de melocotones  y derivados, como fue la nectarina en el pasado, hay una enorme variedad, unas veces por aclimatación natural, otras por conseguir frutos más adecuados para comer en fresco, otros para conserva, otros para mermeladas...


Paraguayo y platerina, en cambio, mantienen su preeminencia en el consumo en fresco, al natural. Tampoco resisten demasiadas manipulaciones ni una prolongada conservación en cámara, gracias a lo cual, de entre los parientes del melocotonero suelen ser los que tienen más aroma y sabor, de los que encontramos en las fruterías y a un precio relativamente estable a lo largo de su corta temporada, más corta en el caso de la platerina, pues se limita a los meses de julio y agosto.
Buen precio, ricos y saludables. La fruta es el gran dulce que nos da la naturaleza.

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