Rodeada de una finca de 9 hectáreas, Regina Viarum se encuentra en Doade. Estamos en el corazón de la Ribeira Sacra: a una orilla del Sil, Ourense, con los municipios de Parada y A Teixeira, a la otra, Sober
Rodeada de una finca de 9 hectáreas, Regina Viarum se encuentra en Doade. Estamos en el corazón de la Ribeira Sacra: a una orilla del Sil, Ourense, con los municipios de Parada y A Teixeira, a la otra, Sober. Regina Viarum es la bodega del grupo HGA en esta denominación de origen, una apuesta personal de Horacio Gómez por los tintos de montaña y gallegos.
La mayor parte de las 26 hectáreas que conforman el viñedo de Regina Viarum están plantadas con Mencía. Pero esto no es obstáculo para que entre su amplio catálogo de elaboraciones encontremos dos honrosas excepciones. La primera, es su Godello, goloso y fresco. La segunda, es el que traemos hoy a esta sección, una verdadera rareza. Se trata del monovarietal de Tempranillo Finca La Capitana.
Como nos desvela su propio nombre, es un vino de finca, y concretamente de una parcela de esa finca, La Capitana, en la que se encuentran las cepas de Tempranillo. Tras una cuidada selección durante la vendimia, llega un complejo proceso de elaboración que comienza con la maceración prefermentativa a baja temperatura durante siete días, la fermentación, una maceración post fermentativa, y siete meses de crianza con sus lías, todo ello en depósitos troncocónicos de madera de roble. Les sigue una crianza de dieciocho meses en barricas de roble francés y otros dieciocho en botella antes de salir al mercado. En total, es un largo proceso que demora casi cuatro años desde que los racimos son vendimiados manualmente.
El resultado es un vino de aromas muy bien integrados de la propia variedad y de la madera en la que fue criado, sin que ésta adquiera más protagonismo que el justo. Un vino muy bien equilibrado, con estructura, untuoso y personalidad.
Los amantes de esta variedad tinta, la reina de la Rioja, de la Ribera del Duero, de Rueda, descubrirán que la Ribeira Sacra y más concretamente la subzona de Amandi ofrece características únicas que enriquecen con sutiles matices una uva que no ha cosechado su fama gratuitamente. Prácticamente estamos ante un reserva de sabores clásicos pero a los que les aparece su acento gallego.
