A la hora de pensar en regiones vinícolas españolas, es seguro que nadie olvida denominaciones como Rioja, La Mancha, Jerez, Utiel Requena… pero frente a esas grandes e históricas tierras vitivinícolas, hay otras más pequeñas, en muchos casos recientemente reconocidas, en la mayoría en este mismo siglo XXI aunque la elaboración de vino fuese una práctica tradicional para el consumo del entorno. Para esta ocasión hemos elegido cinco territorios de otras tantas comunidades autónomas: Castilla y León, Navarra, Andalucía, Castilla La Mancha y La Rioja. Todas ellas son conocidas por denominaciones de origen muy afamadas y en la mayoría de los casos que traemos a esta página de hoy se trata de indicaciones geográficas, vinos de la tierra, pero siempre con un sello de origen.
Arrancamos por la IGP Sierra de Salamanca, en la que destaca el uso de variedades autóctonas que comparten con sus vecinos portugueses como la rufete, tanto blanca como tinta o una variedad de garnacha que es casi exclusiva de esta zona como la calabrés o garnacha calabresa. Seguimos con un tempranillo de Navarra que está fuera de esa DOP pero sí incluida en la indicación 3 Riberas que es el sello que ampara los vinos de la tierra de esa provincia. Las Sierras de Málaga están amparadas por una denominación de origen protegida desde 2001, tanto para vinos blancos, tintos o rosados como para vinos dulces y generosos. Encontraremos uvas muy habituales en las tierras andaluzas como la moscatel de Alejandría y Pedro Ximénez, pero también otras más afrancesadas como syrah y merlot.
De La Mancha traemos un vino de pago con denominación propia Vallegarcía y cerramos la propuesta con tres vinos riojanos pero que no son riojas, sino de la IGP Valles de Sadacia, que ampara los vinos elaborados con uvas cultivadas en los valles de los ríos Iregua, Leza, Cidacos y Alhama, todos ellos tributarios del río Ebro. De esta IGP traemos un blanco, un rosado elaborado con una uva blanca y otra tinta (moscatel de grano menudo y syrah), y un tinto que ensambla tempranillo y garnacha, dos uvas muy propias de esa tierra.
