El técnico Juanjo Vilachá se mantendrá como técnico del equipo en la nueva categoría tras la confianza que le dio el club
Todos los éxitos deportivos tienen un momento de decepción, de caída, de tristeza. Necesitan caerse para levantarse con más fuerza. Ese momento llegó en el Barbadás juvenil a falta de tres jornadas para el fin de la liga. "Jugábamos contra el Bouzas en casa. Si ganábamos cogíamos una ventaja considerable, pero perdimos y el segundo puesto fue para el Bouzas. Ese partido, me acuerdo que los jugadores estaban llorando, que no podían contener las lágrimas", relata el técnico Juanjo Vilachá.
Cayeron. Fue un domingo, y el lunes siguiente se calzaron las botas, se pusieron las camisetas de entrenamiento y salieron al campo de Os Carrís. Les esperaba una sesión especial. El balón no importaba. Solamente, alentar los corazones y olvidar la derrota, para recurrir a lo imposible con el ascenso en el horizonte.
"La siguiente jornada el Bouzas perdió, y nosotros ganamos 0-1 en Carballiño contra el Arenteiro. Nos pusimos por delante", confiesa el entrenador. El fútbol sin quererlo le había dado una segunda oportunidad. Se pusieron por delante quedando una jornada y jugaban contra el Chantada. "Sabíamos que íbamos a ganar ese partido. El golpe había sido tan duro hace unas jornadas que jugamos con el cuchillo entre los dientes. Peleando cada balón". explica Juanjo Vilachá. Un partido que ganaron por 6-0 y al final fiesta. Alegría por el concello con colofón en la fuente.
Solo quedaba saber si seguiría el entrenador para el siguiente año. "Dije que sí, por la confianza del club y los jugadores. Ha sido un año fantástico", finalizaba.
