“Fue todo genial, una carrera extraordinaria, muy disputada, con velocidad y con mucho nivel. El éxito fue un compendio entre hacer una buena estrategia de carrera y tener un poco de suerte. En una prueba como esta, la fortuna siempre juega su papel. Son carreras de larga distancia. Si lo equiparamos con el atletismo, sería el maratón. Gana el que lo haga en menos tiempo. En la categoría de veteranos, reservadas para mayores de 45 años, las carreras van de 100 a 120 kilómetros. Alguno de los que compite conmigo podría ser mi hijo”, bromea Lorente repasando la hoja de ruta de su disciplina, de la que también destaca “los controles y cuidados a los caballos. Los veterinarios analizan todo durante las pruebas y, si creen que no cumplen algún requisito, no sigue”.
En 2018 se instauró este campeonato de España de veteranos por primera vez. Se disputó en Xinzo y también lo ganó Lorente, en este caso a lomos de la yegua Bayda T.S. Y repitió medallas en años sucesivos. Pero los metales y los podios tienen un origen. Y hay que ir a buscarlo al sur. Su “flechazo” con la hípica llegó de casualidad y sin pensarlo. “Fue una relación muy tardía. Empecé a montar a caballo con 40 años. Y fue a raíz de unas vacaciones, en Zahara de los Atunes. En el hotel tenían caballos para que los turistas diesen un paseo. A mí nunca se me habría ocurrido montar, pero mi hijo, que por aquel entonces tenía cuatro años, se encaprichó. Y para que él subiera, tenía que ir el padre. Me costó muchísimo, me subí sin ganas y casi obligado. Pero poco a poco me fue enganchando y ahora es algo primordial en mi vida”.
Punto de inflexión
Y en una trayectoria deportiva que ya enfila las tres décadas, hay un punto de inflexión. Fue en 2016. Y, en uno de sus paseos de entrenamiento a lo largo y ancho de Pereiro de Aguiar, pasó lo impensable. “Iba montado en una yegua y nos paramos a ver a dos cachorros en la verja de una finca. La mala suerte hizo que una ráfaga de viento levantara una bolsa plástica que alguien había tirado cerca. Eso asustó a la yegua, que pegó dos brincos. Y, aún más mala suerte, me golpeé con la pelvis en una arista de la silla especial de competición que uso. Me la rompí. La yegua siguió dando botes y la pelvis se iba a abriendo más. Hubo un momento que no pude agarrarme más, caí al suelo y me rompí el sacro también. La idea inicial de los médicos es que quizá no pudiera volver a caminar. Fue un proceso muy lento. Tardé casi dos años en volver a montar. No me quitó las ganas de hacerlo. Al médico le decía '¿cuándo puedo volver a montar?' cada vez que iba a verlo", recuerda.
Por eso, entre otros motivos, ahora prefiere ir día a día en la planificación de las temporadas. La llama sigue viva en un economista por las mañanas y jinete por las tardes, que disfruta compitiendo, entrenando y viviendo con sus monturas. Y, además de la satisfacción, su palmarés seguro que admite alguna medalla más.
El detalle
Cuando sufrió el accidente en 2016, los médicos le dijeron que se olvidase de montar. Así que Félix Lorente vendió sus caballos de competición. Cuando el panorama se aclaró, en 2018 comenzó a preparar a la yegua Bayda T.S. (en la foto). Y en el año 2020 al caballo Relámpago.
