MONTERREI

Denuncia en el juzgado la falta de servicios en su aldea de Laza

Isidoro es uno de los dos habitantes que mantienen vivo Carraxoó, en donde no hay agua ni luz

Carraxoó es una aldea del Concello de Laza que se dio por abandonada entre 1940 y 1960. En todo este tiempo ha acogido a algunos ciudadanos de países como Alemania o Inglaterra, que acabaron por marcharse a otros lugares. No fue el caso de Isidoro Hernández, que llegó hace 24 años para quedarse definitivamente y asentar su vida en el rural. Licenciado en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, este albaceteño de 51 años se compró una casa en el lugar gracias a que el precio de la misma estaba, por aquel entonces, en consonancia con su capacidad económica. 

Pero Carraxoó, dada su histórica consideración de deshabitada, nunca tuvo servicios básicos: ni abastecimiento de agua, ni iluminación. Todo lo contrario a los 22 núcleos restantes que componen el municipio de Laza. Por este motivo y tras varios intentos de negociación frustrados con el Concello y el regidor local, José Ramón Barreal, Isidoro -uno de los dos habitantes de Carraxoó- ha decidido denunciar al Consistorio por esta situación y exije justicia social y una traída de agua decente. Asegura que está empadronado, paga el Impuesto de Bienes Inmuebles o la tasa de basura como el resto de los vecinos, por lo que reclama los mismos derechos. 

"Tuve una entrevista con el alcalde el año pasado gracias a que intervino la Valedora do Pobo, y me dijo que no había presupuesto para este servicio público", cuenta Isidoro, quien combina su trabajo de jardinero con la realización de encuestas para el Instituto Galego de Estadística. "No me ha quedado más remedio que hacerlo público y lo hago de manera individual. Sólo pido una traída de agua decente, nada más", añade. 

El anterior regidor de Laza, José Ángel García, instaló farolas solares que hoy en día tampoco funcionan, y subvencionó la compra de una manguera de 1.700 metros para sacar agua de un arroyuelo. "Para poder tener agua hay que ir con una bomba todos los meses, porque se pierde presión. A veces tengo que ir a casa de algún amigo para ducharme y a un manantial cercano en donde lleno garrafas. He sobrevivido como he podido", cuenta el vecino, que el año pasado arregló el techo de su casa, pero que no puede tener ni frigorífico ni un baño decente. "Yo no me quiero ir de aquí. Es donde tengo mi vida, mi huerto, y he limpiado todo el entorno", dice Isidoro.


"No llega el presupuesto"


Desde el Concello de Laza, el regidor, José Ramón Barreal, se remontó décadas atrás: "Ahí hubo un asentamiento hippie que buscaba una vida romántica, pero de esa vida se cansaron. Ese núcleo nunca tuvo ningún servicio, de hecho, se le dio en su día agua potable del río pero no es una traída municipal", explica. "En el concello, municipalizada solo esta la capitalidad, los restantes 21 pueblos tienen su propio sistema", añade el regidor, quien mantiene que "tendría que hipotecar el Ayuntamiento para llevarle luz de Fenosa, alumbrado público, agua y alcantarillado "a un pueblo abandonado" y "malamente doy atendido a los que están sin abandonar". Barreal dijo sobre Isidoro que "él, desde su punto de vista, probablemente tenga toda la razón, yo no se la quito. Pero la filosofía de urbanismo es tratar de acotar los núcleos de residencia y de población para no tener que montar instalaciones por toda Galicia. Asentarse en un pueblo abandonado en donde no hay ningún servicio y pretender que te los lleven todos... Nos haría falta el presupuesto de un año y cerrar el Concello", concluye.

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