Los agentes tomaron muestras de agua a la altura del puente de Oímbra
El color negruzco que presenta el caudal del río Támega a la altura del puente de Oímbra y la cantidad de restos (botellas de plásticos, papeles y materia orgánica) que acumuló la corriente en la zona, encendió la alarma en la Confederación Hidrográfica del Duero, cuyos técnicos analizaron el agua durante en varias ocasiones durante los últimos días ante la sospecha de que pudiera tratarse de un vertido contaminante.
De los primeros análisis se desprende, según fuentes del organismo de cuenca, que el agua no arrastra materiales pesados pero si un nivel materia orgánica que está alterando la calidad del agua.
A escasa distancia del puente, aguas arriba del río, está la estación de tratamiento de aguas residuales de Verín y los técnicos no descartan posibles filtraciones de las aguas fecales sin tratar al cauce del río. De hecho, la mayor parte de las analíticas las están realizando en la zona de desagüe de las instalaciones. El organismo de cuenca ya abrió hace dos años un expediente al Concello de Verín al detectar vertidos de residuales desde la citada depuradora al río.
Durante las sucesivas inspecciones a lo largo del río, los técnicos no detectaron daños en la flora y fauna que crece entre el citado puente de Oímbra y la frontera con Portugal.
El agua presenta un color más claro, según los técnicos, a su paso por el casco urbano verinense.
