EUROPA

El "brexit" y el desapego a Europa tienen una causa económica

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photo_camera La primera ministra británica, Theresa May.

Según los expertos reunidos en el Foro Económico Mundial de Davos achacan una casa económica la situación social y política de Europa

El escepticismo y la frustración que atraviesa el proyecto europeo, cuyo mayor exponente es el "brexit", la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), tienen su origen en causas económicas, según un grupo de expertos reunidos hoy en el Foro Económico Mundial de Davos.

El desapego y el rechazo que provoca la idea de Europa centró hoy un debate en el que participaron el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici; el premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz; la presidenta de la energética italiana Eni, Emma Carcegaglia, y el secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC, en sus siglas en inglés), Luca Visentini.

Todos ellos destacaron la elevada tasa de paro, los recortes sociales y la caída de los ingresos tras la crisis de los últimos años como los factores que han hecho arraigar fuertes sentimientos antieuropeos y florecer movimientos populistas.

Moscovici recordó la frase que se hizo famosa durante la campaña electoral de 1992 en Estados Unidos, "Es la economía, estúpido!", que Bill Clinton utilizó contra George Bush y que le dio finalmente la victoria.

Indicó que la gente corriente siente que se ha convertido en perdedora y hay un sentimiento generalizado de rabia frente a los efectos de la crisis, y la Unión Europea no ha puesto en marcha las políticas sociales e industriales que hubieran frenado el populismo.

Para colmo, la Comisión Europea (CE) se percibe como "una elite innecesaria a la que nadie cree", aunque esa misma Comisión es la que "ha hecho un buen trabajo en Grecia, evitando que abandonara la UE".

Y, en vez de "estar orgullosos de ser europeos", lo que hay en la calle es la propagación de un discurso populista del que no se libra ningún país y que es especialmente grave en Francia, donde hay una posibilidad real de que el ultraderechista Frente Nacional acceda a la presidencia de la República.

Joseph Stiglitz dio por buenos los argumentos de Moscovici, aunque no ocultó un cierto "euroescepticismo" cuando puso en duda que la moneda única europea, "que no es más que un trozo de papel", sobreviva otra década o cuando se ha preguntado si en diez años la UE estará integrada "por mas o menos de veintiocho miembros".

En opinión del economista estadounidense, Europa no lo ha hecho bien y se ha dotado de unas instituciones "muy rígidas" que no han visto venir la crisis y que no han sabido reaccionar cuando la tenían encima.

Además, añadió, en algunos casos los ajustes han provocado "tantos problemas como pretendían solucionar", como fue el caso de España, donde las reformas "llevaron al país al borde de la recesión".

Pero en Estados Unidos "ha sido aún peor que en Europa", consideró Stiglitz, de ahí "la victoria de Donald Trump", con verdaderas razones para el enfado, después de que los ingresos de la clase trabajadora hayan caído a niveles de hace décadas.

Por su parte, Marcegaglia manifestó su temor a las políticas que vaya a aplicar el nuevo presidente de Estados Unidos, que tomará posesión el viernes próximo.

Su mayor preocupación es que Europa, que representa un 27 % del PIB mundial y un 40 % del gasto total en protección social, tenga un déficit de cinco millones de empleos.

En este sentido, el sindicalista italiano Visentini apuntó varias recetas, como la apuesta por el crecimiento sostenible y la movilización de inversiones para crear puestos de trabajo dignos, y sugirió que los "miles de millones de euros bloqueados en el Mecanismo Europeo de Estabilidad" se destinen a este fin.

En el 60 aniversario del Tratado de Roma, resaltó Moscovici, es el momento de poner en marcha iniciativas que están ya muy consensuadas, como la creación de un ministro de Finanzas europeo o la aceleración de los procesos de convergencia que eliminen o mitiguen las diferencias de ritmo entre los distintos países.

Sobre este punto, Marcegaglia señaló que no es descabellado que Europa funcione "a dos velocidades, mejor eso que nada".

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