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El FBI investiga al yerno de Trump por la trama rusa

Se le acusa de ser responsable de la injerencia de Rusia en las elecciones del 8 de noviembre

El FBI ha incluido al yerno del presidente Donald Trump, Jared Kushner, en la investigación sobre la presunta injerencia de Rusia en las elecciones del 8 de noviembre y las conexiones con miembros del equipo del magnate.

Además, la Agencia ha anunciado que retrasa la entrega de documentos sobre las conversaciones entre el presidente de Estados Unidos y el exdirector del FBI James Comey a la Comisión que investiga el asunto en la Cámara de Representantes.

Gregory Brower, subdirector de la oficina de asuntos del Congreso del FBI, ha explicado en un comunicado que la entrega de tal información se producirá cuando se realicen las "consultas" pertinentes, que parece que tienen que ver con el nombramiento de Roberto Mueller como fiscal especial para investigar el llamado `Trumpgate`.

Lo que es incuestionable es que la trama rusa acorrala cada vez más a los asesores más próximos a Trump. Ahora le toca al `todepoderoso` yerno del magnate. La semana pasada, el diario `The Washington Post` ya adelantó que los investigadores habían puesto en el punto de mira a un miembro actual de la Casa Blanca, sin revelar entonces su identidad.

Si bien ya había sonado entonces el nombre de Kushner, el citado periódico no ha confirmado hasta el jueves que efectivamente es el marido de Ivanka Trump quien ha sido incluido en las pesquisas.
El FBI está investigando las reuniones que Kushner mantuvo el pasado mes de diciembre con el embajador ruso, Sergei Kisliak, y con un banquero de Moscú, debido a la extensión y naturaleza de las mismas, según han confirmado varias fuentes al mismo diario.

No obstante, `The Washington Post` ha aclarado que el yerno del presidente no está acusado formalmente de ningún delito, ni es el principal sospechoso o foco central de la investigación.
La designación de Kushner como asesor de la Casa Blanca planteó ciertas dudas desde el inicio del mandato de Trump acerca de un posible conflicto de intereses, dados los extensos intereses empresariales y la influencia de la hija del mandatario, Ivanka, con quien está casado.

Los investigadores están especialmente interesados en personas que pudieron influir en el equipo electoral y en el actual Gobierno pero que ya se han salido del círculo de Trump, como el antiguo responsable de campaña Paul Manafort o el exasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Michael Flynn.

De hecho, Flynn tuvo que dimitir al constatarse que había mentido respecto a sus encuentros con diplomáticos rusos y ha apelado a la Quinta Enmienda para no declarar contra sí mismo además de negarse a entregar documentos que podrían incriminarle.

El actual fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, también ocultó en las sesiones de confirmación de su cargo en el Senado que había mantenido contactos con el embajador de Rusia en Washington y se ha negado a dimitir pese a las peticiones lanzadas desde las filas demócratas.

Además, el ex director de la CIA, John Brenann, confirmó esta semana en el Congreso de EEUU que Rusia "interfirió descaradamente" en las elecciones del 8 de noviembre y que cuando tuvo conocimiento de la `colusión` se puso en contacto con varios miembros de campaña del republicano. Brennan fue incluso más lejos en su declaración cuando dijo que había sido "consciente" de los "esfuerzos de los rusos para sobornar a dichos personajes".

El Departamento de Justicia nombró la semana pasada al exdirector del FBI Robert Mueller como fiscal especial para liderar la investigación sobre la supuesta injerencia rusa. Trump respondió a esta designación denunciando una "caza de brujas" contra él y sintiéndose como el político "peor tratado" de la historia de Estados Unidos.

Sin embargo, pese a los ataques del presidente contra la investigación que puede complicarle el mandato y conducirle a un juicio político, la trama rusa tiene varios capítulos aún sin resolver y uno de ellos es el que atañe a las conversaciones mantenidas entre el exdirector del FBI, James Comey, y Donald Trump en las que al parecer el magnate pudo presionarle para que abandonara las pesquisas sobre la colusión del Kremlin y sus asesores personales.

Los documentos que detallan los encuentros entre ambos deberán esperar a ser revisados por la Comisión de Supervisión de la Cámara de Representantes hasta que el fiscal especial Mueller de el visto bueno. Así al menos se desprende de las palabras del subdirector de la oficina de asuntos del Congreso del FBI, Gregory Brower.

"A la luz del desarrollo de los acontecimientos y de otras consideraciones, estamos llevando a cabo las consultas apropiadas para garantizar que todos los intereses implicados en su solicitud sean evaluados de forma apropiada", ha señalado en una escueta carta.
"Como siempre, agradecemos que continúen apoyando al FBI. Por favor, no duden en ponerse en contacto con mi departamento si necesitan asistencia en esta o en cualquier otra materia", ha concluido Brower en el texto.

Jason Chaffetz, responsable de la Comisión que investiga el asunto, pidió la semana pasada que el FBI presentara los documentos antes mencionados antes del 24 de mayo entre el mandatario y Comey.
En una carta, Chaffetz pidió al jefe interino del FBI, Andrew McCabe, que entregue "todos los memorandos, anotaciones, sumarios y registros" de las comunicaciones entre Trump y Comey. La medida adoptada por la Comisión de Supervisión llegó después de que el diario `The New York Times` se hiciera eco de un informe redactado tras el encuentro.

En la carta, de tan sólo tres párrafos, el jefe de la Comisión de Supervisión explicó que según el citado diario, en "al menos uno" de los informes redactados por Comey se describe "una conversación en la que el presidente hace referencia a la investigación del FBI sobre el exasesor de Seguridad Nacional Michael Flynn y en la que le dice a Comey: `Espero que puedas dejarlo pasar`".

"Según esta información, `el señor Comey redactó otros informes similares -incluyendo algunos clasificados- sobre cada llamada telefónica y encuentro que mantuvo con el presidente`", señala Chaffetz en la misiva. "De ser cierto, este informe plantea dudas acerca de si el presidente intentó influir o impedir la investigación del FBI en lo que respecta al general Flynn", ha señalado.

Según lo publicado por el diario `The New York Times`, Trump habría pedido en febrero a Comey que archivase las investigaciones abiertas sobre Flynn, que se vio obligado a renunciar el cargo tras salir a la luz los contactos que había mantenido con el embajador ruso en Washington. La reunión en cuestión tuvo lugar en el Despacho Oval un día después de que Flynn dimitiera.

Trump utilizó entre sus argumentos que su exasesor era "un buen tipo" y alegó que no había cometido ninguna irregularidad. Comey, por su parte, se habría limitado a responder: "Coincido en que es un buen tipo".

El exdirector del FBI, cesado hace dos semanas de forma fulminante, intentó documentar de esta forma lo que le parecieron presiones fuera de lugar por parte de Trump. Compartió la existencia de este documento con varias personas de su entorno y uno de sus asesores ha leído extractos para `The New York Times`.

De demostrarse dicha conversación, sería la confirmación definitiva de que Trump traspasó la línea en al menos una de sus conversaciones con Comey. Tras el cese del responsable del FBI, el presidente ha llegado a reconocer que le había preguntado en tres ocasiones si estaba siendo investigado por las supuestas relaciones de su equipo con el Gobierno ruso.

La Casa Blanca ha negado la versión del supuesto informe y ha insistido en que, aunque el presidente ha expresado en varias ocasiones que Flynn es "un hombre decente que ha servido y protegido al país", en ningún momento pidió a Comey o a otro funcionario que cerrase una investigación pendiente.
 

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