Gordon Brown visita a los damnificados por las inundaciones en Inglaterra

El primer ministro británico, Gordon Brown, visitó a los damnificados por las inundaciones que en las últimas horas anegaron el norte de Inglaterra, donde entre el jueves y el viernes se registraron las lluvias más intensas en 50 años.
Brown se trasladó hasta el condado de Cumbria (en el límite con Escocia), el más afectado por el desbordamiento de varios ríos y donde un agente de policía murió el viernes en el derrumbamiento de uno de los cuatro puentes destruidos por las aguas.

El primer ministro se comprometió a incrementar en 1 millón de libras (1,11 millones de euros o 1,65 millones de dólares) las ayudas del Gobierno previstas para paliar los efectos de las riadas, que inundaron cientos de casas y comercios en numerosas localidades, y obligaron a la evacuación de cientos de personas.

Tras un breve respiro en las últimas horas, en las que no llovió, las predicciones apuntan a un regreso de las precipitaciones, lo que hace temer mayores dificultades en las tareas de reconstrucción y desescombro y en el regreso a casa de los damnificados.

Brown habló con los ciudadanos de Cockermouth -junto a Workington la localidad más afectada-, a quienes expresó su solidaridad y su compromiso de destinar los recursos necesarios para ayudarles.

También manifestó su agradecimiento a las fuerzas policiales, a los bomberos y a los equipos de rescate: 'lo que han hecho en los últimos días es hacer frente con una excelente organización a una de las lluvias más intensas que hemos visto en nuestro país'.

Algunos vecinos se quejaron de que la evacuación llegó tarde y se realizó de manera muy lenta, pero la Agencia de Medioambiente subrayó que, pese a que en los últimos años se reforzaron las defensas contra las riadas -tras las graves inundaciones de 2005-, el volumen de agua hizo inútiles todos los esfuerzos.

Los 1.800 puentes fluviales del condado de Cumbria serán inspeccionados en los próximos días para asegurarse de que no hay riesgo de colapso, mientras las autoridades pidieron a los ciudadanos que eviten transitar por zonas montañosas por el riesgo de que se produzcan corrimientos de tierra.

La Agencia Medioambiental informó de que la cantidad de lluvia caída en Cumbria fue la más elevada desde 1955 y el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hilary Benn, calificó lo ocurrido en la zona como 'un evento que sucede una vez cada 1.000 años'.

En el espacio de 24 horas, según los datos de la Agencia, cayó la misma cantidad de agua que se registra en esa región -una de las más lluviosas del Reino Unido- en dos meses.

La subida de las aguas también afectó a otras zonas del norte de Inglaterra, al sur de Escocia y al norte del País de Gales, donde continúa la alerta ante posibles nuevas inundaciones.

La buena noticia, afirmó un portavoz policial, es que 'no hay denuncias de personas desaparecidas en la zona en estos momentos'.

La policía subrayó que el peligro sigue siendo especialmente alto en los puentes y cifró en unas 1.100 las personas que se han visto afectadas de una manera u otra por las inundaciones en Cumbria.

Este episodio de lluvias e inundaciones es similar al que también anegó amplias zonas de Cumbria en enero de 2005, en lo que fue calificado entonces como las peores inundaciones registradas en ese área del país en los últimos 200 años.

En esta ocasión, según el Servicio Meteorológico, 'la tormenta perfecta' fue causada por un sistema de aire cálido y húmedo procedente del Atlántico, que se concentró sobre Cumbria.

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