Los problemas, y en primer lugar la crisis, se hicieron más presentes que nunca para el presidente francés, François Hollande, que cumple la cifra simbólica de 100 días desde su elección.
La fecha del primer balance de la presidencia de Hollande quedó marcada desde primera hora por los disturbios que se desencadenaron durante la noche del lunes y parte de la madrugada en uno de los barrios identificados como de los más conflictivos del país, al norte de de Amiens, que constituye, de hecho, una de las quince 'zonas de seguridad prioritaria' decretadas recientemente para aplicar medidas particulares en contra de la delincuencia.
Un centenar de jóvenes protagonizaron allí una verdadera batalla campal con las fuerzas del orden -16 de cuyos agentes resultaron heridos- e incendiaron tres edificios públicos así como numerosos coches y abundante mobiliario urbano. El jefe del Estado socialista, que tenía prevista una alocución pública en un homenaje a dos gendarmes asesinadas por un delincuente reincidente en junio durante una intervención, dedicó parte de su discurso a los altercados de Amiens para anunciar que 'el Estado movilizará todos sus medios para combatir esta violencia'. De hecho, el Ministerio francés del Interior envió ayer 100 policías adicionales a Amiens.
Pero el mayor reto para Hollande, y lo que más contribuyó a erosionar su popularidad en los tres primeros meses de mandato, es la crisis económica, que se hizo ayer presente al publicarse los datos del Producto Interior Bruto (PIB) entre abril y junio, cuando la economía francesa siguió estancada por tercer trimestre consecutivo. Esos primeros resultados del Instituto Nacional de Estadística para el segundo trimestre, no obstante, son menos negativos de lo que se esperaba después de que el Banco de Francia la semana pasada augurase que el país podría entrar en recesión este verano al encadenar dos trimestres sucesivos con una caída del PIB del 0,1 %.
Un centenar de jóvenes protagonizaron allí una verdadera batalla campal con las fuerzas del orden -16 de cuyos agentes resultaron heridos- e incendiaron tres edificios públicos así como numerosos coches y abundante mobiliario urbano. El jefe del Estado socialista, que tenía prevista una alocución pública en un homenaje a dos gendarmes asesinadas por un delincuente reincidente en junio durante una intervención, dedicó parte de su discurso a los altercados de Amiens para anunciar que 'el Estado movilizará todos sus medios para combatir esta violencia'. De hecho, el Ministerio francés del Interior envió ayer 100 policías adicionales a Amiens.
Pero el mayor reto para Hollande, y lo que más contribuyó a erosionar su popularidad en los tres primeros meses de mandato, es la crisis económica, que se hizo ayer presente al publicarse los datos del Producto Interior Bruto (PIB) entre abril y junio, cuando la economía francesa siguió estancada por tercer trimestre consecutivo. Esos primeros resultados del Instituto Nacional de Estadística para el segundo trimestre, no obstante, son menos negativos de lo que se esperaba después de que el Banco de Francia la semana pasada augurase que el país podría entrar en recesión este verano al encadenar dos trimestres sucesivos con una caída del PIB del 0,1 %.
