Margallo alerta del fundamentalismo y recalca que Islam y democracia son 'compatibles'

 El Ministro José Manuel García Margallo.
El Gobierno quiere consagrar la UpM y advierte de la situación en Sahel
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, alerta del auge del fundamentalismo islámico y, tras pedir un compromiso de la UE con el norte de África y que sus transiciones políticas vayan acompañados de crecimiento económico, asegura que Islam y democracia son totalmente 'compatibles'.

En un desayuno informativo organizado por el Institut Europeu de la Mediterrània (Iemed) en Barcelona, García-Margallo ha propuesto este miércoles consagrar la Unión por el Mediterráneo (UpM) como interlocutor entre el norte y el sur del Mediterráneo, para que sea un instrumento realmente útil ante conflictos como el de Siria, donde la situación es 'peor' ahora que hace dos meses.

García-Margallo ha indicado que al igual que las fundaciones políticos y 'think thanks' se implicaron profundamente en la Transición española, ahora estos organismos a nivel europeo e internacional también lo deben hacer con los partidos de los países del norte de África.

Ha asegurado que el Gobierno está totalmente comprometido con la UpM, y que su objetivo es potenciarla, para que sea 'cauce único y exclusivo de todas las iniciativas de la UE' en la cuenca sur del Mediterráneo.

Además, se ha propuesto como objetivo impulsar el grupo '5+5', que agrupa a países como Francia, Portugal, Malta, España e Italia, y que la UpM no sólo sirva para fines diplomáticos, sino que sea 'un caldo de cultivo para crear empleo y erradicar la pobreza' en la cuenca sur del Mediterráneo.

Precisamente, la pobreza y la marginación social es un foco por el que penetran los islamistas para conseguir fuerza social, y de ahí la importancia de comprometerse con el desarrollo económico, petición que hace un vísperas de que la UE apruebe sus perspectivas financieras para los próximos siete años.

El crecimiento debe ir acompañado también de democracia, garantizando que los regímenes de países musulmanes sean 'representativos e inclusivos', o sea, que logren implicar a las diferentes mayorías.

Según Margallo, no hay ningún tipo de incompatibilidad entre Islam y democracia, y prueba de ello, es que se está logrando un acercamiento entre la Internacional Demócrata de Centro con el partido del presidente turco Recep Tayyip Erdogan.


REVOLUCIONES ÁRABES

En Egipto, 'las cosas van razonablemente bien pero hay un caldo de cultivo de pobreza donde el salafismo predomina', y de ahí la importancia de desarrollar económicamente el país.

En Libia, la situación es más complicada: 'Es un estado artificial' con tensiones entre regiones y ciudades, y supone un peligro que haya más de 100.000 hombres armados y que no pertenecen al Ejército.

Argelia y Marruecos están consolidando sus procesos de democratización, aunque en el caso de la monarquía alauí, 'el problema más difícil es encajar la autonomía de los territorios del sur'.


SAHEL Y SIRIA

Después de que Al Qaeda no lograse su objetivo de 'tener un estado propio', primero en Somalia y luego en Afganistán, ahora pueden conseguirlo, si consiguen blindar el norte de Mali como estado independiente, un territorio que según ha recordado, está a apenas 1.300 kilómetros de distancia de Canarias.

Esta zona puede ser un foco de desestabilización, sobre todo con estados limítrofes, como 'Mauritania o Burkina Faso, donde el extremismo toma fuerza. El norte de Mali, una zona con una extensión superior a la de Francia, está controlada por movimientos terroristas', ha agregado.

Sobre Siria, García-Margallo ha apreciado que ahora, el panorama está 'más oscuro' que hace dos meses, por una parte, porque hay más actores internacionales que defienden una salida 'pacífica' para el actual presidente sirio, Bashar Al-Assad, y sus partidarios.

Un reto que tiene sobre la mesa el opositor Consejo Nacional Sirio es hacer un 'esfuerzo de integración' para agrupar a todos los detractores del régimen, comparando los efectos que tendría con los que tuvo para la Transición española la 'comisión de los nueve', que agrupaba a las principales fuerzas partidarias de la democracia -PSOE, PCE, PNV, Izquierda Democrática, el PSP de Enrique Tierno Galván, monárquicos, centro-derecha y catalanistas- y que fueron interlocutores con Adolfo Suárez a partir de 1977.

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