En las zonas de expansión de las ciudades suelen ocurrir cosas tan curiosas y paradójicas como la que muestra la fotografía, en la que la acera de una calle en la zona del Campus tiene aquí su punto final.
A todas luces se demuestra que parte de ella es de escasa utilidad, salvo para los vecinos que la utilizan como aparcamiento. No hay mal que por bien no venga.