Los funcionarios de algunos organismos oficiales tienden a dejar sus vehículos aparcados de cualquier manera en cualquier calle, pero se da la casualidad de que en la mayoría de los casos quien sale más perjudicado es el peatón pues o bien tapan el paso cebra o le quitan la visibilidad de la carretera para cruzar. O ambos casos. Como ejemplo, este furgón aparcado "a su manera" en la calle Eduardo Blanco Amor, en el barrio ourensano de As Lagoas.