Oseira recupera su vieja botica

 Uno de los monjes charla con una niña, en el acto celebrado en Oseira. (Foto: José Paz)
El Monasterio de Oseira inauguró ayer la recreación de la botica existente en el siglo XIX, desaparecida con la desamortización. Los propios monjes llevaron a cabo las obras durante un año, con un presupuesto aproximado de 15.000 euros.
El abad electo del Monasterio de Oseira, Juan Javier Hernández, recordó ayer la figura del monje Antonio Benito Pérez, que a finales de 1821 fue capaz de inventariar todos los elementos que atesoraba la botica del cenobio, un espacio que ahora fue recreada tras un año de trabajos y con el asesoramiento de expertos farmacéuticos.

El monasterio cisterciense acogió así por la tarde un sencillo acto de inauguración del nuevo recinto, situado en un antiguo almacén, ‘una idea que fue tomando cuerpo y fuerza gracias al papel desarrollado por Miguel Álvarez Soaje, con el apoyo incondicional de Isaac Arias y Nicanor Floro, presidentes de la Academia de Farmacia de Galicia y del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Pontevedra’, según apuntó el superior monacal. El propio Álvarez Soaje, farmacéutico en Vigo, realizó una reseña histórica de la botica de Oseira, matizando que ‘estaba ubicada en el portal del monasterio, para dar servicio tanto a la comunidad de monjes como a los vecinos, y que fue trasladada en el año 1622 al lugar ocupado actualmente por un bar de esta localidad’.

Agradecimiento El autor del proyecto de recuperación matizó que ‘la recreación de la botica en el almacén fue elegida como la más idónea, y hubo que combinar en dos estancias las zonas de atención a los clientes y de trabajo y el despacho del boticario’.

En presencia del alcalde de San Cristovo de Cea, José Luis Valladares, Juan Javier Hernández descubrió en la nueva dependencia una placa conme morativa de agradecimiento. Allí se pueden encontrar botes de diferentes plantas medicinales, serigrafiados con el escudo de Oseira e instalados sobre anaqueles de madera barnizada.

Una cocina de ‘lareira’ recuerda las tisanas y maceracio nes que los monjes boticarios preparaban según las necesidades de los pacientes.

El padre Javier Hernández indicó que ‘las obras fueron realizadas poco a poco por nosotros y sólo tuvimos que recurrir a un albañil para completarlas’. El abad, que será investido como tal el próximo lunes, cifra los gastos ‘en torno a los 15.000 euros, que procedieron de la colaboración desinteresada de nuestros amigos boticarios y farmacéuticos, y de los fondos propios de nuestra comunidad’.

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