La iniciativa corresponde a 200 propietarios y está financiada por la Xunta

Vecinos de San Amaro y Cenlle reunieron 81 hectáreas para plantar árboles y olivos

Fidel Mijomil muestra la plantación de olivos en Eiras de San Amaro. (Foto: Martiño Pinal)
Más de 200 propietarios de San Amaro y Cenlle participan en una iniciativa financiada por la Xunta, mediante la que juntaron 81 hectáreas de monte, en donde se realizan plantaciones de árboles y de olivos para producir aceite.
Vecinos de la localidad de Eiras, en el municipio de San Amaro, y de Razomende, en Cenlle, se han unido para rentabilizar sus montes, juntando 81 hectáreas de superficie en las que se están ejecutando diversas plantaciones.

Mientras Eiras aporta su monte comunal y fincas privadas, Razamonde lo hace con propie dades particulares, sobrepasando los 200 vecinos que participan en el proyecto.

La empresa pública Seaga ejecuta los trabajos con la repoblación de diversas especies de árboles y acondicionamiento de accesos. Asimismo, el proyecto ya ejecutado en gran parte, ha incluido la plantación de más de 2.000 olivos en una superficie de cuatro hectáreas.

La producción será recogida por Aceites Abril, a partir del convenio suscrito por la empresa con la Xunta de Galicia.

Fidel Mijomil, presidente de los comuneros de Eiras, y Silvestre Calvo, secretario de la asociación de vecinos de Razamonde, hayaron dificultades para vencer la pasividad de los propietarios a fin de realizar las plantaciones. ‘Empezamos con 12 hectáreas pero para cobrar a subvención facían falta 15, e a partir de aí empezouse a animar a xente ata sobrepasar os 200 propietarios’, apuntó Silvestre Calvo.

La ayuda concedida hasta el momento por la Xunta de Galicia asciende a 118.000 euros, y esperan nuevas subvenciones para completar el proyecto con el que llevan más de dos años.

‘O monte estaba totalmente abandonado pero había xente que non quería facer as plantacións, por eso incluso tivemos que recoller firmas dando o consentimento’, señaló Fidel Mijomil.

Los trabajos ejecutados han dejado al descubierto restos de mámoas, que aunque están catalogados, ya resultaba prácticamente imposible su localización por el estado de abandono del monte.

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