La Policía no encontró el arma en la vivienda, una escopeta, aunque sí restos de sangre en el suelo

El acusado del crimen de la mujer brasileña confiesa que la mató de un disparó en su casa

La casa del presunto agresor, donde supuestamente se produjo en crimen.  (Foto: Martiño Pinal)
El vecino de Riobóo (Cenlle) Ramón Fernández admitió ayer haber disparado con una escopeta contra la joven brasileña, María do Socorro Dasilva cuando estaban en su bodega. Lo hizo durante un registro de su casa para encontrar el arma.
La Policía Nacional encontró ayer el escenario en que pudo haber fallecido la joven brasileña María do Socorro Dasilva, de 26 años. Los agentes hallaron el lugar durante un registro de la vivienda de su presunto agresor, Ramón Fernández, en la localidad de Riobóo (Cenlle). ‘En el suelo de la bodega aún quedaban restos de sangre’, explicaron fuentes policiales.

Ramón Fernández aseguró en su confesión que le había dado muerte a la joven golpeándola con su puño en la nuca, pero los resultados definitivos de la autopsia confirman que María do Socorro recibió dos disparos de escopeta, uno en la cabeza, que le destrozó el cráneo y otro le perforó el pecho.

El presunto agresor abandonó ayer la cárcel de Pereiro, en la que ingresó el pasado 26 de febrero, para estar presente en el registro de su vivienda, que está vacía desde el pasado día 25 de febrero cuando fue detenido. Los agentes buscaban ini cialmente la escopeta, pero Ramón Fernández, según fuentes policiales, se derrumbó durante el registró y confesó haber disparado a la joven cuando estaban en el interior de la bodega, situada en la parte baja de la vivienda.

Los investigadoras no hallaron el arma, pero sí restos de sangre en el suelo del inmueble, pese a que ya había sido limpiado con productos químicos. Ramón Fernández aseguró a los policías cuando fue detenido que había dado muerte a la mujer en un descampado de Santa Cruz de Arrabaldo, lugar que fue inspeccionado en varias ocasiones sin que se hallaran rastros de sangre.

Así, los investigadores centran las pesquisas en la vivienda del presunto agresor para esclarecer el crimen. ‘Hay muchas piezas que no encajan. Desde un principio sabíamos que el presunto agresor no estaba diciendo toda la verdad y habrá que continuar atando cabos para conocer lo que realmente pasó la noche del pasado 10 de febrero’, afirmaron fuentes policiales.

Los agentes, tras conocer el ahora escenario del crimen, tra bajan con la hipótesis de que Ramón Fernández podría haber contado con la ayuda de otras personas para deshacerse del cadáver, que arrojó al cauce del río Avia a su paso por Pazos de Arenteiro, en Boborás.

Los vecinos de Riobóo aseguraron ayer que no habían escuchado ningún disparo. El presunto agresor está casado y es padre de un hijo que, tras la detención, se fue a vivir, junto con su madre, a una localidad de O Carballiño. La Policía tiene previsto tomar declaración a ambos.

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