La farmacia Barja, uno de los establecimientos históricos de Ourense, echa el cerrojo 93 años después de su instalación en la ciudad. Muchos utensilios y aparatos de aquellos tiempos aún se conservan, gracias al mimo de la familia propietaria.

Adiós a una farmacia histórica

Colección de frascos antiguos, algunos conteniendo aún los líquidos indicados en la etiqueta. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
En el año 1920, en los bajos del edificio del Liceo de la ciudad, en la que entonces se llamaba calle del Instituto, el farmacéutico señor Vidal abría su farmacia anunciando que disponía de laboratorio propio, en el que fabricaría 'autoinyectables'. Poco tiempo pudo el señor Vidal disfrutar de su farmacia, ya que dos años después fallecía dejando viuda y nueve hijos menores de edad. Ante semejante panorama, la señora de Vidal decide vender la botica y la adquiere don Alfredo Barja Sánchez, natural de A Gudiña de familia de farmacéuticos, pagando por ella la importante cifra en aquel entonces de 16.500 pesetas.
Tanto el hijo de don Alfredo, Melchor, como su nieta Verónica conservaron con mimo las piezas más destacadas del viejo establecimiento: etiquetas y cajitas publicitarias, básculas, libros, un hermoso timbre que estaba colocado en el mostrador para que los clientes avisaran de su presencia cuando el personal estaba en la rebotica, y una interesante colección de frascos de cristal conteniendo en muchos casos el producto original.

En esta farmacia todo está como el señor Vidal lo instaló. El suelo de madera es el mismo, los muebles, las lámparas, las vitrinas, todo permanece como hace 93 años. El local cuenta con una salida lateral al callejón que limita con la iglesia de Santa Eufemia, y que hasta principios del siglo XX unía la calle del Instituto con la plaza Obispo Cesáreo.

Hoy, 93 años después de su inauguración, la nieta de don Alfredo Barja traslada el negocio al barrio de A Ponte, lo que supone el cierre de una de las farmacias históricas de la ciudad, junto con las de Bouzo y Fábrega. Tanto el señor Vidal como el señor Barja tuvieron descendientes dedicados a la farmacia y la medicina, incluso en la actualidad.

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