PREMIO DE DERECHOS HUMANOS DE ESPAÑA

Las Adoratrices contactaron con 336 mujeres en prostíbulos

photo_camera Las responsables de las Adoratrices de Ourense, en una imagen de archivo en una reunión con la Xunta.

En 2014, las religiosas visitaron 27 locales de alterne dentro de su programa de ayuda "Érguete" 

Acaban de recibir el Premio Derechos Humanos Rey de España y en Ourense son las únicas que se han postulado en los últimos años para gestionar la Casa de Acogida para mujeres víctimas de la violencia de género. Pero la congregación de las Adoratrices trabaja además en la provincia, desde el año 2006, con mujeres "en contextos de prostitución y/o víctimas de trata con fines de explotación sexual, para ayudar a las que así lo quieran a salir de esta vida", aseguran.

Durante el pasado año, las religiosas realizaron 87 visitas a un total de 27 prostíbulos, pisos y chalés de contactos de la provincia durante las cuales contactaron con 336 mujeres, 82 más que durante el pasado año, dentro de su servicio "acercamiento al medio" para repartir folletos de información sobre la salud y la prevención de enfermedades, y preservativos masculinos y femeninos.

La mayoría son de nacionalidad dominicana, seguida de la brasileña, rumana y española, tienen entre 26 y 35 años, un total de 181, y más de 36 años, 120 mujeres.

El principal objetivo del trabajo que estas religiosas llevan a cabo con las mujeres víctimas de la prostitución, y que se desarrolla fundamentalmente a través del trabajo de campo recorriendo los locales y la calle para contactar con ellas, es el de ofrecerles otra opción de vida diferente. Para ello también tienen un Centro de Acogida , cuyo porcentaje de ocupación el pasado año fue del 100 por cien, y al que las mujeres acudieron mayoritariamente por iniciativa propia. La dificultad con la que se encuentran la mayor parte es la carencia de prestaciones sociales o económicas, la falta de vivienda y la dificultad para regularizar su situación administrativa. Pero afortunadamente, en 2014, la causa más habitual del abandono del centro es haber encontrado trabajo y vivienda en alquiler.

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