Se necesita esfuerzo y creatividad para estrechar puentes entre la Universidad y la empresa, pero es un camino necesario para competir en la sociedad del conocimiento. Ana Botín cree que falta fluidez en esas relaciones y anima a fortalecer esos vínculos.
En la Universidad hemos encontrado un buen socio porque es de lejos la institución que genera recursos humanos mejor formados y por su capacidad para producir I+D y transferir conocimientos. A su vez, la Universidad, para hacer bien su trabajo, necesita del sistema productivo y enfocarse a las demandas de la sociedad. Hay que implicarse y fortalecer esos vínculos.
Fue una de las cosas que dijo ayer en el campus vigués la presidenta de Banesto y de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, Ana Patricia Botín, en su conferencia: La universidad y la empresa en la sociedad del conocimiento. Un camino compartido. En su opinión, la Universidad tiene un papel central en la vida productiva de un país y debe ser uno de los principales focos de la cultura emprendedora. Estoy especialmente sensibilizada con la importancia de la educación en la creación de capital humano emprendedor, y se refirió a estas actitudes emprendedoras tanto en alumnos como en profesores.
Señaló entre los retos empresariales de futuro la adaptación al modelo cultural, económico y social en el que vivimos, que depende mucho de la generación del conocimiento y de la innovación en las formas de transmitir ese conocimiento. Los parámetros han cambiado, hoy es más difícil competir, hay que adaptarse y para adaptarse hay que innovar, dijo.
Las empresas necesitan en este camino la compañía de las universidades y viceversa porque, según la presidenta de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, sin las empresas, las universidades se dedican a crear conocimiento en el vacío. Sin las universidades, las empresas pierden su fuente natural de talento y de información. Es necesario tender puentes entre estos dos sectores clave, es una tarea en la que todos debemos participar y que exige creatividad, constancia y esfuerzo, pero les aseguro que vale la pena.
Los beneficios son para las dos partes: la industria necesita conocimiento que sea de utilidad y la Universidad necesita fuentes de financiación sostenibles. También reconoció el papel de la Universidad como la más capacitada para generar I+D+i, patentes o redes de empresas de base tecnológica.
Fue una de las cosas que dijo ayer en el campus vigués la presidenta de Banesto y de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, Ana Patricia Botín, en su conferencia: La universidad y la empresa en la sociedad del conocimiento. Un camino compartido. En su opinión, la Universidad tiene un papel central en la vida productiva de un país y debe ser uno de los principales focos de la cultura emprendedora. Estoy especialmente sensibilizada con la importancia de la educación en la creación de capital humano emprendedor, y se refirió a estas actitudes emprendedoras tanto en alumnos como en profesores.
Señaló entre los retos empresariales de futuro la adaptación al modelo cultural, económico y social en el que vivimos, que depende mucho de la generación del conocimiento y de la innovación en las formas de transmitir ese conocimiento. Los parámetros han cambiado, hoy es más difícil competir, hay que adaptarse y para adaptarse hay que innovar, dijo.
Las empresas necesitan en este camino la compañía de las universidades y viceversa porque, según la presidenta de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, sin las empresas, las universidades se dedican a crear conocimiento en el vacío. Sin las universidades, las empresas pierden su fuente natural de talento y de información. Es necesario tender puentes entre estos dos sectores clave, es una tarea en la que todos debemos participar y que exige creatividad, constancia y esfuerzo, pero les aseguro que vale la pena.
Los beneficios son para las dos partes: la industria necesita conocimiento que sea de utilidad y la Universidad necesita fuentes de financiación sostenibles. También reconoció el papel de la Universidad como la más capacitada para generar I+D+i, patentes o redes de empresas de base tecnológica.
