David Ferrón Rodríguez fue condenado a 11 años de cárcel por un delito de homicidio, según recoge la sentencia que fue notificada ayer a las partes. El autor del llamado crimen de O Rodicio, además, deberá indemnizar a la hija de la fallecida con 44.000 euros y con 8.500 a la madre.
La muerte de Francelina Rodríguez Alves, novia del primo del procesado, se produjo el 6 de abril de 2007. La sentencia recoge que la mató en el transcurso de una discusión cuando la llevaba a casa, tras estar tomando algo con la pareja, aprentándole el cuello. Para deshacerse del cadáver lo introdujo en el maletero de su coche. Posteriormente, envolvió el cuerpo en un plástico azul ya en su casa de Coles, que después depositó en un bidón situado en el paraje de Barrería (Xunqueira de Espadañedo) y quemó con varios botes de aguarrás para acelerar la combustión. Pese a que no se pudo precisar la fecha, los forenses apuntaron la posibilidad del 22 de abril.
El tribunal del jurado que halló culpable a Ferrón tuvo en cuenta el hecho de que el encausado fue la última persona que estuvo con la mujer antes de su desaparición, un hecho que corroboraron familiares de su primo. Pero también tiene en cuenta el primer testimonio del acusado ante la Guardia Civil, en la que confesó el crimen, si bien posteriormente se desdijo. En esa inculpación ofreció datos de la muerte que, a posteriori, aseguró conocer a través de la prensa.
El jurado tuvo en cuenta estas manifestaciones, que fueron corroboradas con pruebas periciales y que dotan de veracidad a la incriminación del condenado. 'Aportan datos que sólo él podía conocer por cuanto los agentes policiales afirman no haber proporcionado a la prensa', recoge el fallo del que fue ponente la magistrada María del Carmen Blanco Arce.
El tribunal del jurado que halló culpable a Ferrón tuvo en cuenta el hecho de que el encausado fue la última persona que estuvo con la mujer antes de su desaparición, un hecho que corroboraron familiares de su primo. Pero también tiene en cuenta el primer testimonio del acusado ante la Guardia Civil, en la que confesó el crimen, si bien posteriormente se desdijo. En esa inculpación ofreció datos de la muerte que, a posteriori, aseguró conocer a través de la prensa.
El jurado tuvo en cuenta estas manifestaciones, que fueron corroboradas con pruebas periciales y que dotan de veracidad a la incriminación del condenado. 'Aportan datos que sólo él podía conocer por cuanto los agentes policiales afirman no haber proporcionado a la prensa', recoge el fallo del que fue ponente la magistrada María del Carmen Blanco Arce.
