EN CLAVE

Caprichos y cepas de Vuelta Abajo

El viñedo tiene el color del tabaco de Vuelta Abajo. El Capricho de Gaudí le gana a Oseira. Y claro, tenemos ICC Week, pero no el resto que nos da o nos dio lustre y no supimos retener como el amor verdadero.

Lunes, 1 - El riesgo de sufrir como Carlota Bruner 

Hace dos años que Socorro no está y que su nombre pide su significado a diario y a gritos, y perdón por la frase hecha. La Policía tiene muchos deberes por hacer, entre ellos esclarecer el caso de la desaparición y posterior muerte de Socorrro González. Nada se sabe, nada ha trascendido al menos públicamente. Tranquiliza saber que la poli está echando el resto, no consuela mucho percibir algunos otros aromas que desprende la comisaría, pero esas arenas son de otro fango, que hoy no toca remover. La familia masca a diario la soledad y me imagino que enlazará amaneceres y anocheceres con la mirada fija en el horizonte, que es ese lugar por donde se nos escapan las cosas y las personas, y por donde creemos que algún día volverán, si coincide. En La piel del tambor Arturo Pérez Reverte cuenta como Carlota Bruner, abuela de Macarena, la protagonista, muere de tristeza y desamor esperando cada día desde su balcón la entrada de su amado Manuel Xaloc, marino embarcado para la defensa de Cuba. Él, cuando regresó, se encontró con que Carlota había enloquecido de ausencia y ya no lo reconoció. El problema no es la ausencia en los sueños de la familia de Socorro, supongo que el problema será ver que no hay presencias en sus realidades diarias. Un ramo de flores, una oración, si cabe la señal de la cruz y a esperar noticias de la Policía. Una solución pronto, ya no por ella, que no volverá, sí por su familia, que va camino de reencarnarse en Carlota Bruner. 

Martes, 2 - El Capricho de Gaudí y el císter en Oseira 

Andaba Antonio Gaudí peleándose con los convencionalismos de la arquitectura, cuestionando las líneas rectas, tonteando con las curvas. Andaba recibiendo sus primeros proyectos cuando un tal Quijano le encargó en Comillas (Cantabria) una residencia que edificó entre 1883 y 1885. Aquello acabó llamándose Villa Quijano y su dueño, vaya, no lo llegó a disfrutar porque la fecha de la finalización de la obra coincidió con su óbito. Acabó siendo El Capricho de Gaudí, como hoy se conoce. Decenas de personas peregrinan hoy a la bellísima villa cántabra y ven la obra del arquitecto catalán. Todo son atenciones y servicios, la visita y está bien promocionada y pagar por la entrada 5 euros no retrae a nadie. Hay colas para verla. La obra es, obviamente, un icono, pero es una casa, no la Sagrada Familia. Todo el mundo sabe qué es el turismo y el rédito que ello comporta. En Oseira (Ourense, por si acaso), su monasterio funciona bajo la regla del císter desde el siglo XII y los afanosos monjes mantienen una mole que impresiona desde la lejanía, mucho más a su lado. Entre las muchas etiquetas que arrastra también está de la de ser El Escorial gallego, como si fuesen comparables, como si fuese necesaria la similitud. Se puede visitar al módico precio de tres euros. En Cantabria te llaman ágrafo y gañán si no visitas El Capricho. En Ourense, no pasa nada si no conoces la ingente obra de los monjes que llegaron a extender su poder e influencia desde Cea hasta Pontevedra. No, no hay colas para visitarla. No, no eres un palurdo si no te pierdes una tarde por lugar para visitar el cenobio. En Cantabria excursiones y gestos de admiración por la obra de Gaudí. En Oseira el silencio de sus claustros. Allí una convicción turística, aquí un noble anhelo. La Región titulaba el martes en primera: los turistas elogian de Ourense la gastronomía, pero echan en falta información. 

Miércoles, 3 - La duda de si están donde merecen

Arrancó en Ourense la ICC Week, la semana de las industrias culturales y creativas. Dijo Elsa Punset en sus reflexiones sobre la creatividad que ésta "se puede entrenar como un músculo". En esta tierra ha germinado mucho talento creativo, aunque alguno anda por el exilio. Ourense ha entrenado durante décadas su músculo creador, pero no siempre que se ejercitó encontró aquí formas o fondo para lucirlo. La ICC Week es una oportunidad con mucho recorrido y, como tantas otras cosas, tendrá el futuro que quieran los ourensanos. Festival de Cine, Outono Fotográfico, Mostra Internacional de Teatro Universitario, Mostra de Teatro Infantil, antes Certamen de Contos para a Mocidade, Bienal da Caricatura, Encontros de Escritores, Xornadas de Banda Deseñada. ¿Realmente están todos estos eventos donde se merecen?.

Jueves, 4 - En medio del viñedo, viendo el tabaco

Ya se confunden con hojas de tabaco. Algunas cepas tras la implacable helada de días pasados parecen retoños de la materia prima de Vuelta Abajo, en Cuba, que da origen a los mejores habanos. El vino, como el pan, es fruto de la tierra y del trabajo del hombre, dicen en misa. En campañas como esta el vino resultante parece bendito por la tierra pero maldito por el aire. Ese que se coló como por una chimenea helando todo a su paso. Esa bocanada de aire que entra cuando los mineros, después de picar en la galería, perciben ese bofetón de aire fresco a la luz del día, ese soplao, que dicen ellos. A su paso ha dejado la helada sonrisas gélidas y economías petrificadas para esta cosecha. Durante la semana hemos escuchando como el sector implora ayudas directas para paliar los daños. No puede ser, dice la administración. No podrá ser, pero han sido miles de euros los que se han ido en subvenciones de dudoso uso.

Viernes, 5 - Mejor tirar una casa que una urbanización

Un alcalde, el de A Merca, ha sido inhabilitado durante cuatro meses por no tirar una casa. La culpa ha sido del regidor, sin duda. Debió permitir que en vez de una vivienda ilegal se levantase una urbanización. Como han hecho decenas de colegas suyos y ni les han inhabilitado ni sus adefesios urbanísticos han sido reducidos a escombros.

Sábado, 6 - Cada cual justifica sus funciones

Todos hacen su trabajo. La helada arrasando los cultivos, la sequía cuarteando la tierra y sofocando la siembra; la avispilla del castaño diezmando los árboles, la plaga de la patata arrancando las entrañas del tubérculo. Y, claro, los ladrones robando enseres en el rural. Todas las alimañas, a lo suyo. 

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