'Cos anos que teño, non acordo un incendio coma este'. Carmen Domínguez se convirtió el lunes en la protagonista involuntaria del incendio que arrasó A Merca. A sus 85 años, esta vecina de Proente tuvo que salir de su casa pasadas las dos y media de la tarde porque el humo se le echaba encima.
'Dixéronme que marchara de aquí e fóra para a igrexa e logo xa me levou unha veciña á súa casa. Ela veu despois buscar o cadeliño porque, se non, abafábase aquí', explica mientras intenta salvar las patatas del agua que encharca su bodega tras las labores de extinción del fuego que arrasó su dormitorio.
'Ver a vidiña queimada, a habitación na que durmín tantos anos', se lamenta. Las llamas que destrozaron su dormitorio procedían de una casa contigua y abandonada -ardieron tres de este tipo-. 'Gracias a Deus que me quedou onde me acoller', ya que el resto de la vivienda no se vio afectada por el fuego. Así, y a pesar de que unos familiares le ofrecieron dormir en su casa, Carmen Domínguez quiso pasar la noche en la suya. 'Eu quedaba máis tranquila aquí e tamén os bombeiros quedaron controlando o lume' en los alrededores del pueblo. Además, la mujer contaba con otro aliado por si las llamas se reavivaban, su perro, Pastor: 'Se ladraba o canciño ó mellor xa me levantaba a mirar se pasaba algo', recuerda sobre una noche en la que, asegura, 'pouco durmín'.
Tras tanto sobresalto, la octogenaria cuenta la preocupación que suscitó entre sus familiares, sobre todo cuando, en algún momento del incendio se habló de que había una mujer desaparecida. Afortunadamente, 'a min non me pasou nada', por lo que ayer intentaba volver a la normalidad, aunque salpicada por la aparición constante de periodistas. Tanto ellos como los dos hombres que se encargaban de retejar la vivienda para evitar que sufra más daños si llueve estuvieron vigilados desde lo alto de la escalera por su pequeño compañero Pastor. 'El está pendente de con quen falo e o que fago', afirma la mujer.
En un pueblo en el que aún se ve el bando del alcalde instando a adoptar medidas de prevención contra los incendios, los vecinos recordaban la dramática situación vivida y los daños ocasionados.
'Ver a vidiña queimada, a habitación na que durmín tantos anos', se lamenta. Las llamas que destrozaron su dormitorio procedían de una casa contigua y abandonada -ardieron tres de este tipo-. 'Gracias a Deus que me quedou onde me acoller', ya que el resto de la vivienda no se vio afectada por el fuego. Así, y a pesar de que unos familiares le ofrecieron dormir en su casa, Carmen Domínguez quiso pasar la noche en la suya. 'Eu quedaba máis tranquila aquí e tamén os bombeiros quedaron controlando o lume' en los alrededores del pueblo. Además, la mujer contaba con otro aliado por si las llamas se reavivaban, su perro, Pastor: 'Se ladraba o canciño ó mellor xa me levantaba a mirar se pasaba algo', recuerda sobre una noche en la que, asegura, 'pouco durmín'.
Tras tanto sobresalto, la octogenaria cuenta la preocupación que suscitó entre sus familiares, sobre todo cuando, en algún momento del incendio se habló de que había una mujer desaparecida. Afortunadamente, 'a min non me pasou nada', por lo que ayer intentaba volver a la normalidad, aunque salpicada por la aparición constante de periodistas. Tanto ellos como los dos hombres que se encargaban de retejar la vivienda para evitar que sufra más daños si llueve estuvieron vigilados desde lo alto de la escalera por su pequeño compañero Pastor. 'El está pendente de con quen falo e o que fago', afirma la mujer.
En un pueblo en el que aún se ve el bando del alcalde instando a adoptar medidas de prevención contra los incendios, los vecinos recordaban la dramática situación vivida y los daños ocasionados.
