El menú era variado, con los entrantes de siempre y platos de pescado y carne para escoger. Pero, aunque Ángeles González Cid no quiso hacer una comida especial en la despedida de su restaurante Zarampallo, sí preparó una de las especialidades que más le demandan, carne asada. El postre, claro, no podía ser otro que la crema catalana, confeccionada a base de una receta de un restaurante barcelonés que ella guarda como oro en paño.
Ocurre que el restaurante Zarampallo, en la céntrica calle San Miguel de la ciudad, dio ayer su última comida después de 72 años abierto a todo tipo de clientes, cuando lo regentaban Ofelia y Pepe, padres de la actual responsable, y al que ella, Ángeles González Cid, convirtió en un referente de la gastronomía de la ciudad.
'Cómo voy a estar, entre lágrima y lágrima, preparando la comida', confesaba a media mañana Ángeles, que después posaba para el fotógrafo con su inestimable compañera de cocina, Teresa Rodríguez.
El Zarampallo baja la persiana porque su gestora ha cumplido 69 años y servir todos los días del año -menos los domingos por la noche- decenas de menús era ya una tarea muy difícil. Pero seguirá regentando el hotel, con sus 15 coquetas habitaciones.
Ángeles González sigue barajando la idea de escribir un libro con sus mejores platos y postres pero eso se fraguará con calma, dice, cuando aprenda a vivir cada día sin el trajín del restaurante.
'Cómo voy a estar, entre lágrima y lágrima, preparando la comida', confesaba a media mañana Ángeles, que después posaba para el fotógrafo con su inestimable compañera de cocina, Teresa Rodríguez.
El Zarampallo baja la persiana porque su gestora ha cumplido 69 años y servir todos los días del año -menos los domingos por la noche- decenas de menús era ya una tarea muy difícil. Pero seguirá regentando el hotel, con sus 15 coquetas habitaciones.
Ángeles González sigue barajando la idea de escribir un libro con sus mejores platos y postres pero eso se fraguará con calma, dice, cuando aprenda a vivir cada día sin el trajín del restaurante.
