El ciclo ‘Ópticas cruzadas’ pretende unificar la visión sobre el modo de vida de las dos culturas

Cineastas gallegos y cubanos muestran en Ourense el resultado de su proyecto común

Enrique Nicanor, Manuel González, Natasha Vázquez, Mario Iglesias y Manuel Maside. (Foto: Miguel Ángel)
El Festival de Cine exhibe estos días el ciclo ‘Ópticas Cruzadas’, compuesto por tres cortos y un largometraje creados por cuatro cineastas gallegos y otros cuatro cubanos. Lo que estos profesionales pretenden es unificar su visión sobre las costumbres y el modo de vida de Cuba y Galicia.
Los cineastas gallegos Mario Iglesias, Cora Peña, Margarita Ledo Andión y Alberte Pagán, y los directores cubanos Natasha Vázquez, Ernesto Daranas, Belkis Vega y Eduardo Moltó se reunieron a finales del 2007 para crear de manera conjunta una serie de producciones cinematográficas, con una temática en común: unificar su visión sobre las costumbres y el modo de vida de Cuba y Galicia.

El producto final fueron tres cortos y un largometraje, ‘Catro cartas’, ‘Cienfuegos 1913’, ‘A solución é o socialismo’, y ‘O almorzo do poeta’, respectivamente, que se presentaron en el transcurso de la Feria del Libro de La Habana, el pasado mes de febrero.

Estas creaciones, que se exhiben durante esta semana por primera vez en España, dentro del Festival de Cine de Ourense, fueron presentadas ayer en un acto que contó con la presencia de Manuel González, director de la Agencia Audiovisual de Galicia, entidad que colaboró en el proyecto, quien explicó que el antecedente más cercano de este tipo de colaboración entre cineastas de ambos lados del Atlántico, está en los años 20 y en el llamado ‘cine de correspondencia’ entre emigrantes gallegos en Cuba y Argentina, que enviaban a su pueblos natales grabaciones ‘de lo bien que les iba y en los que se reflejan los festejos y las comidas familiares’.

Vázquez añadió a los antecedentes del proyecto el rodaje de la película ‘Gallego’ de 1987 coproducida por Galicia y Cuba y que narra la emigración de un joven desde una aldea gallega hasta la isla caribeña. Destacó por último el largometraje del director Mario Iglesias, filmado en el pueblo cubano de Gibara, donde se celebra desde hace seis años el Festival del Cine Pobre ‘y muestra el pueblo antes de quedar arrasado en septiembre de 2008 por varios ciclones’.

En el acto también se encontraban presentes el gerente del certamen ourensano, Enrique Nicanor; José Manuel Maside, representante de la Consellería de Cultura; el director gallego Mario Iglesias, y la productora Natasha Vázquez, quien fue la encargada de coordinar el proyecto en Cuba, mientras que por la parte gallega lo hizo la cineasta Pomba García Campoy.

Historias simples para cortometrajes sin presupuesto

Directores de cortometrajes reunidos en el Festival coinciden en que por la falta de recursos deben ‘buscar historias sencillas y fáciles de filmar’, y piden el apoyo de las salas de cine para proyectar las cintas locales.

Los cineastas españoles Chema García Ibarra, (Elche) y Eliazar Arroyo (Castrodeza), junto con el director y la productora Juan Manuel Betancourt y Natalia Pérez, originarios de Colombia, presentaron ayer, durante la actividad ‘Encontros co Público’ en la explanada del Auditorio sus cortometrajes ‘El ataque de los robots de nebulosa-5’, ‘Triángulos’ y ‘Rojo Red’, respectivamente, que se exhiben en el certamen dentro de la sección competitiva.

Durante el acto, los directores coincidieron en que el mundo del cortometraje pasa por una época ‘difícil’ en cuanto a presupuestos, y recursos de financiación, por lo que se han visto obligados a tener que contar ‘historias sencillas y fáciles de filmar’.

Así, Chema García explicó que en su corto invirtió tan sólo 1.200 euros, ‘por lo que tuve que suplir con creatividad y talento la falta de recursos materiales’.

La cineasta Eliazar Arroyo expli có por su parte que a pesar de recibir algunas ayudas y subvenciones institucionales, ‘no han sido suficientes para producir cortometrajes con una pre y post producción destacada’. Puntualiza que quizás por este motivo ‘los cortometrajes creados por los nuevos valores nunca le harán frente a los largometrajes’, aunque aclara que este formato es el camino más adecuado para comenzar una carrera como cineasta’.

Por otro lado, Juan Manuel Betancourt, director de la cinta ‘Rojo Red’, que narra la historia de un niño que se escapa de su casa al no quererse poner sus zapatos ortopédicos, descubriendo en la calle un mundo fantástico, explicó que el mundo del cortometraje ‘para poder destacar debe aprovechar los nuevos medios de creación y difusión’, como teléfonos móviles, cámaras de vídeo caseros e internet, para dar salida a sus productos audiovisuales. Por último, la productora colombiana Natalia Pérez animó a las salas de cine en Galicia a promocionar y proyectar los cortometrajes locales de cada región. Para ello, puso como ejemplo que en su país la exhibición de cortometrajes ha subido gracias a que ‘el gobierno dota con subvenciones y descuentos fiscales a las salas de cine por proyectar cortos de los nuevos valores que surgen en Colombia’.

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