Llega el mes de septiembre y aún queda verano, pero las cuentas están echadas. Con julio y agosto concluidos el sector turístico parece contento.
Buenos niveles de ocupación, mucha gente en todas partes aunque el gasto por viajero no ha sido muy espléndido, dicen los empresarios. Ourense pasó en unos años de no ser nada en el concierto turístico a ganarse una plaza por méritos propios y por sus recursos, aunque no lo suficientemente gestionados, como suele ser habitual.
En la ciudad, por ejemplo, hemos recibido a contingentes de personas a los que hemos ofrecido las termas cerradas, espacios de caravanas sin regularizar, nula programación cultural, lúdica o festiva y obras programadas por el centro sin calendario.
Por el contrario, en decenas de lugares de la provincia han puesto todo de su parte para hacer actividades atractivas y poner sus recursos a producir. En la capital, sin embargo, toda la preocupación del Concello ha sido la contraria. Un clásico del verano, seguro que también de otoño, invierno y primavera próximas.
