Culpables de asesinato ante una madre que no pudo dormir

Los jurados dicen que los acusados del crimen de la herencia mataron a un amigo por su dinero

Anuncia no pudo pegar ojo desde las 03.30 horas de la madrugada del jueves. La noche anterior no fue mejor: insomne cuando apenas llevaba tres horas en la cama de su casa de Bouzas de Garabás (Amoeiro). El destino de su hijo Fran, tal como ella le llama, estaba en manos de nueve personas anónimas, el tribunal popular encargado de dictaminar el “crimen de la herencia”, el asesinato de Fernado Iglesias Espiño cuando disfrutaba de un permiso penitenciario. 

Poco antes de las 13.30 de este jueves, cuando a su vástago el jurado lo convirtió en asesino, tenía un mal pálpito. “Creo que lo van a declarar culpable porque aquí se escucharon muchas mentiras”, aseguraba una mujer menuda, con pelo cano y ojerosa que inauguró la jubilación, tras toda una vida trabajando en Alemania, con la detención de Francisco Javier González Hermida y su amigo Óscar González López como presuntos autores de la muerte del preso más famoso de la cárcel de Pereiro. El hijo, hasta ese momento, había tenido “sus cositas de juventud” (condenas por robos) pero no le quitaban el sueño como ahora.

Iglesias Espiño (63 años) había sido condenado a 54 años de prisión por los asesinatos de su mujer y sus dos hijos, de 12 y 18 años, en Las Palmas de Gran Canaria en 1996. Estaba en la recta final, porque no se pueden estar más de 25 años encerrado.  La víctima no regresó de su permiso número 122 y el primero en tercer grado.

Tampoco los abogados de los inculpados eran optimistas. El jurado anunció que tenía veredicto después de día y medio de deliberación. Casi siempre  la tardanza  juega a favor del “no culpable” y la rapidez, en sentido inverso. No es una regla infalible, pero casi.

El jurado no fue unánime pero votó a favor de la condena por asesinato de ambos inculpados. En el caso de Francisco, sólo un jurado creyó su versión (le declararon culpable con ocho de nueve votos). En el caso de Óscar, dos  apostaron por la inocencia pero siete no comulgaron con la versión de que su amigo fue quien le dijo dónde estaba enterrada la víctima y le entregó las tarjetas de débito y prepago del muerto para desvalijar su cuenta. Pero nada de sangre.

El jurado sí fue unánime a la hora de considerar a los dos autores de un delito de estafa continuada para quedarse con el dinero de la herencia a través de retiradas en efectivo en cajeros con las tarjetas y empleando la plataforma electrónica Hall Cash (servicio bancario que permite enviar remesas de dinero al teléfono móvil de cualquier persona de manera inmediata y segura a través de un SMS).

La portavoz explicó que basaron sus conclusiones finales en “las declaraciones de los acusados, el atestado de la Guardia Civil  y testigos”. Y, añadió, tuvieron presente una intentona previa en el mes de julio (Óscar admitió que golpeó a Iglesias Espiño al confundirlo con un ladrón) así como un dato que no se escuchó en la vista oral que se prolongó durante cinco días: “Francisco habló en 2015 con su primo Alberto y mencionaron la opción de matar a alguien por dinero”, y unas huellas del inculpado en las tarjetas de crédito de la víctima que, por lo visto, nadie sabe nade de ellas.

Los abogados de la defensa aseguraron que la fiscalía ha ganado el primer tanto pero la partida aún proseguirá durante los próximos años, con recursos, primero, ante el Tribunal Superior de Xustiza, y después, en caso de no variar nada, ante el Supremo .

LA FISCAL INTERESA PENAS DE 22 Y 23 AÑOS 

El magistrado que presidió el jurado, Manuel Cid Manzano, le agradeció su esfuerzo por “la búsqueda del acierto”. Ahora será él quien dé forma jurídica a su decisión y decidirá la pena de los condenados a tenor del veredicto. La fiscal pidió 22 años para Francisco Javier González Hermida y 23 para Óscar González López (un año más por el plus de la reincidencia en la estafa ya que tiene antecedentes por ese delito). También pide 40.000 euros para el hermano de la víctima y que ambos devuelvan los 22.490 euros que supuestamente sustrajeron. La abogada de Francisco fijó la pena en 15 años y medio y la devolución de solo 8.097 euros porque “6.533 los gastó ya Fernando en vida”.

El letrado de Óscar interesó ocho años porque el jurado tuvo en cuenta que colaboró -dijo dónde estaba el cuerpo enterrado y admitió que usó las tarjetas para retirar en 12 ocasiones un total de 5.340 euros-. 

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