La tramitación de los proyectos ya agotó todos los plazos oficiales, pero siguen sin licitarse las obras

Las demoras en el AVE Lubián-Ourense y su complejidad retardarán la apertura hasta 2016

Estado actual de la vía ferroviaria convencional que enlaza Ourense y Lubián, a su paso por Taboadela. (Foto: José Paz)
El tramo Lubián-Ourense es vital para el AVE gallego, ya que por él pasarán los trenes entre todas las ciudades gallegas y Madrid. Pero el retraso acumulado sitúa la previsión más optimista de apertura en 2016, aunque Fomento insiste en 2012.
Las demoras en la línea Lubián-Ourense se producen ya desde los inicios de su tramitación. El estudio inicial se contrató en 2001 y se le otorgó un plazo de redacción de 24 meses (el doble que tramos próximos como Olmedo-Zamora o Zamora-Lubián). Se publicó en diciembre de 2003 y, si bien lo habitual es que la autorización ambiental esté concluida en año y medio, en este caso tardó casi dos años y medio, ya que ésta no llegó hasta abril de 2006.

En julio de ese mismo año se licitaron los dos proyectos de obra de los dos primeros tramos de la línea, Lubián-Vilavella y Vilavella-Vilariño de Conso, que se contrataron en diciembre de 2006 con plazos de redacción de 18 meses. De nuevo, periodos muy largos: otros trayectos de similar dificultad orográfica (como los vascos) se contrataron con plazos de nueve meses, que se cumplieron. Pero el retraso persistió con los tramos restantes (Vilariño-Cerdedelo, Cerdedelo-Riobóo, Riobóo-Ponte Ambía y Ponte Ambía-Ourense), que no se licitaron hasta un año después, pero los tiempos de redacción no se redujeron y se fijaron de nuevo en 18 meses. En todo caso, atendiendo a la planificación citada, los proyectos de los dos primeros tramos deberían haber concluido en junio de 2008, mientras que los cuatro restantes tendrían que haberse terminado el pasado mes de febrero. No obstante, los responsables de Fomento se contradicen sobre su estado actual: el secretario del ministerio, Víctor Morlán, señaló en enero durante una visita a Ourense que los proyectos habían sido remitidos a los concellos afectados para que comprobasen que estaban bien, pero la hasta ahora ministra, Magdalena Álvarez, indicó a principios de marzo que se encontraban en redacción, porque la orografía en la zona era muy compleja.

Con este retraso, es muy complicado que las obras comiencen en 2009, aunque Fomento presupuestó 254 millones para ello. Falta aún licitar las obras, fijar el plazo de presentación de ofertas de las empresas, adjudicarlas a una constructora y que ésta se prepare para la ejecución, lo que tardaría al menos 10 meses.

Además, Fomento anunció que encargaría a la Sociedad Estatal de Infraestructuras de Transporte Terreste (Seittsa) que gestionase la ejecución de esta línea, mediante un convenio que se iba a firmar ‘a principios de 2009’, que aún no se suscribió.

Dificultad

Las obras, además, estarán condicionadas por la complejidad orográfica. De hecho, la mitad del trazado transcurre bajo túnel o sobre viaducto, atraviesa zonas de alta montaña sin caminos de acceso y con bajas temperaturas en invierno y será la única gran línea que utilizará tramos del trazado actual, compatibilizando la circulación de los trenes Galicia-Madrid con las obras. Unos factores que provocarán que las obras tarden, al menos, cinco o seis años.


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