EN OURENSE

El abuelo es la marca: Eligio Rodríguez

OURENSE. 17/01/2018 Joyeria Eligio Rodriguez. Antonio Rodriguez. Foto: Miguel Angel
photo_camera Antonio Rodríguez, en la joyería Eligio Rodriguez, en la calle de Santo Domingo. (M. ÁNGEL)

Eligio Rodríguez creó un negocio de joyería y sus descendientes hicieron de él una marca que sobrevive desde 1863. Es el comercio más antiguo de Ourense y la joyería más antigua de Galicia, dice con orgullo la tercera generación

Su abuelo era Eligio Rodríguez. Hoy es su antepasado y su marca. Antonio Rodríguez de la Torre es la tercera generación de la joyería. Es un ejemplo de las antiguas estirpes de comerciantes que dejaban muy poco margen a la casualidad en el afianzamiento de sus negocios. Estamos hablando "del comercio más antiguo de Ourense y la joyería más antigua de Galicia". Así lo dice Antonio, orgulloso primero de "la marca" Eligio Rodríguez, y luego de vender otras en joyería y relojería encasilladas en el sector del lujo.

Hay que retrasar el reloj (nunca mejor dicho) hasta el año 1863 y acudir a los bajos de la catedral. Allí empezó don Eligio como aprendiz para conocer rápido los secretos de la actividad y quedarse con el negocio en 1910. Su hijo (padre de Antonio y segunda generación, por lo tanto) empezó en el comercio de la catedral y decide trasladarse a la calle Santo Domingo. Curiosidades: corría el año 1963, por lo tanto un siglo desde la apertura en los bajos del templo. La mudanza se produce a contracorriente "porque de aquellas Santo Domingo no era una calle como la conocemos hoy y el entorno de la catedral era más céntrico", dice hoy Antonio.

Pero hizo el cambio y en el letrero se le puso Joyería Eligio Rodríguez. Antonio franquea su puerta a diario, como lo hizo su progenitor hasta el año 2001, fecha de su fallecimiento. "El apellido pesa positivamente", dice de forma resuelta el actual propietario. En su familia nadie como él quería lucir la escarapela de comerciante. "Es cuestión de hablarlo", dice cuando se refiere al tránsito generacional de las empresas. Sucesiones mal resueltas acabaron por abrir brechas familiares o condenar negocios. 

Esa reválida está superada en este caso. Otros retos, más cotidianos y más actuales, distan de tener una solución tan rotunda. ¿Hablamos de la crisis? Antonio arquea un poco las cejas, inspira, y sentencia: "No estamos en el final de la crisis, sí que ya hemos tocado fondo".

La joyería Eligio Rodríguez vende productos de gama media y alta, homologables al sector del lujo. Lo tiene claro,"mi producto es una inversión, es un valor seguro y hubo gente que en la crisis lo ha utilizado para vender". Pero también asume que la cartera no sale ahora tantas veces como antes del bolsillo, ni va tan pertrechada de billetes o tarjetas con alocados límites de gasto. 

La crisis ha modificado hábitos. Decía Coco Chanel que "no es la apariencia, es la esencia; no es el dinero, es la educación; no es la ropa, es la clase". Buscando nuevos perfiles de clientes, el actual propietario de la joyería sigue buscando esa clase y asume que "las prioridades de consumo han cambiado, es cuestión de ofrecer cosas nuevas, adaptarse a nuevos presupuestos y perfiles de públicos". Y lamenta: "Se acabó la alegría en el consumo, la gente amarra un poco más, quiere una compra segura".

Es en ese mercado donde el comercio Eligio Rodríguez se hace fuerte, donde se sigue manteniendo fiel a los principios del abuelo y el padre. Posiblemente si al fundador se la casa le hubiésemos hablado de crisis se hubiese sonreído porque en más de un siglo de vida el negocio habrá capeado tormentas y temporales. Y ahí sigue la marca, con la tercera generación. ¿Y habrá cuarta? Antonio se encoge de hombros: "No lo sé, tengo tres hijos, pero son pequeños aún". Pero, ¿te gustaría o no te gustaría? "Hombre, claro que me gustaría". Se le nota sincero en su respuesta.

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