EN CLAVE

Emigrar llevándose el "tupper"

Comida para toda la semana, ropa sucia los viernes. La escena no se ha ido del todo. La emigración no cesa, claro, pero dicen los datos oficiales que se emigra a la esquina, como quien va a comprar tabaco.

LUNES 3. Las rebajas, víspera del mercadillo 

El comercio lo pone cada vez más fácil, pero se acabaron las colas. Abrió el domingo porque era el primero de las rebajas, pero en julio la grey está para darse el piro de los centros comerciales, pasando incluso de vermú y misa. Los domingos ya tienen otras imágenes, pasó de ser el día añorado para la diversión a convertirse en la triste víspera del regreso al curro. El séptimo día de la semana, arrancando la canícula de julio, nos pilla en la aldea, la playa o en la fiesta del pan de Cea. Y el resto (poco), en las rebajas.

Las épocas de saldos duran todo el año y los propietarios de comercios ponen descuentos a su antojo, como les permite la ley. El mercadillo también arranca con unos precios y a medida que llega el mediodía se apuran los saldos, para no quedarse con el género sin vender. "Esto es como El Corte Inglés, pero sin escaleras", vociferaba una vendedora en un puesto de la feria. Las rebajas, al paso que van, se confundirán con el resto de la temporada. Podrán fundirse con el mercadillo, con todo el respeto a ambas actividades. Y abrir el domingo no lo arreglará.


MARTES 4. La emigración de ayer y la de hoy

El abuelo se fue a Cuba y de ahí pasó a Argentina. Viajó en un cascarón de nuez a la ida y al regreso. Los temporales le pusieron a prueba el sentido del humor y juró que si salía de ella hasta el fin de sus días iría ofrecido a Os Milagros. Y lo hizo. Miles de ourensanos como él. Otros tantos se fueron para Alemania sin saber ni papa del idioma de Goethe.

La emigración va enganchada en cada ojal de nuestra vestimenta, sobre todo de un siglo a esta parte. Corajudos paisanos doblaron el Cabo de Hornos (aunque sea en sentido figurado) en la búsqueda de un futuro mejor. Es la épica de nuestro pasado, nada que ver con la realidad actual. La gente se sigue yendo, claro, pero quedan sujetos a papá y mamá con el cordón umbilical del WhatsApp, el Skype o con el Ryanair que te trae de Londres en un par de horas a pasar el fin de semana. Si quieres o puedes, claro.

La emigración, lo sé, también es la consecuencia de un fracaso, no digamos en los países donde las personas son mercancía perecedera y excedentaria que puede quedar en cualquier patera o al borde de la playa. En Galicia, Ourense en particular, se producen éxodos a muchas partes del mundo, también a las Antípodas. Seguro. Pero lo que dicen los datos oficiales es que la mayoría de las migraciones por motivos de trabajo se quedan cerquita, en Pontevedra y A Coruña, fundamentalmente. También demuestran que esta provincia no es un país de tuertos, que aquí encuentran futuro muchas personas, escépticas del "aquí no hay nada", que tanto nos gusta pronunciar. Y es que, a este paso, y según los datos, resulta que nuestra emigración es bastante de andar por casa, incluso de marcharse con los tupper de mamá el domingo por la noche y regresar con ellos vacíos el viernes a última hora. Si el abuelo levantase la cabeza.

MIÉRCOLES 5. La muerte del barrio, según el presi

Este barrio se muere, este barrio está enfermo". El barrio es el de A Carballeira, no un castigado conjunto de casas y habitantes de Damasco, en la demente Siria. Quien la pronuncia es el presidente de la asociación vecinal, no un forense. Algunos barrios de la ciudad no son el Trastevere romano precisamente, pero tampoco tu vida vale lo que un peine, como te puede ocurrir en el Petare de Caracas. Buena parte de los dirigentes vecinales de Ourense han dilapidado su crédito público hace años cambiando su independencia por unos cursillos y una merendiña. Ahora se sitúan entre la falta de respeto institucional y una muy dudosa representatividad en el barrio. A Carballeira, como todas las barriadas, tiene sus noches de luna llena, pero también debe convivir con la penumbra de las tinieblas. Pero eso no significa la muerte, no procede la comparación. Lo único que quien preside el barrio de A Carballeira es propietario de una funeraria. Ha de ser eso. 

JUEVES 6. Otro más que no sabe lo que dice

Juan Verde también se suma. Este asesor económico y político, cuya colaboración ha sido crucial para la celebración de la misión comercial con Estados Unidos de esta semana, ha dicho lo que todos. Y no se me tome como un desaire hacia él. Dice: "En Ourense, en ciertos sectores, hay cosas interesantes y únicas en el mundo". O es una galantería o es una gran verdad. Otros tantos dijeron otro tanto cuando se le preguntó por lo mismo: "Y lo de Ourense, ¿qué?". El exasesor de Obama lanza unas cuantas advertencias a los paisanos. O espabilamos o te quedas para vestir santos, como las solteronas de antaño. No hay dirigente empresarial, persona con galones intelectuales o simplemente el cuñado que viene de fin de semana que no diga lo de esta ciudad o esta provincia tiene muchas posibilidades, muchos recursos que los dejamos ir, que ni los tocamos.

Mientras, a la puerta de casa, maldecimos al destino, ponemos responsos a San Aldraxe, ese patrón tan abogoso para nuestras penas. Y los días pasan. Y las semanas, meses y años. Y seguirá llegando gente de fuera que nos dirá qué bien lo vuestro, pero hay que ponerse a la tarea. Este no sabe lo que dice, responderemos.

VIERNES 7. El precio es cuestión de especulación

Estos son mis poderes, dijo el Cardenal Cisneros. Ourense muestra los suyos al mercado americano, dice La Región. Id y anunciad por el mundo la buena nueva, dice la Biblia. Id, que buena falta hace.

SÁBADO 8. Otra ración de grandes éxitos

Un ourensano, acusado de causar ocho incendios forestales en dos días. Vuelve la canción del verano, la verbena, el churrasco y nuestros grandes éxitos.

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