La falta de chips para coches deja ya en el aire 300 empleos en Ourense

La carencia de microchips para los sistemas electrónicos de los vehículos también pone en la diana al empleo del sector de las auxiliares de automoción en la provincia. Era cuestión de tiempo: la planta de Stellantis en Vigo (antigua PSA) mantiene su producción de forma intermitente desde hace semanas por la carencia de estos componentes y las factorías ourensanas que surten de piezas para Peugeot y Citroen, fundamentalmente, están adaptando los turnos a la incierta situación. En la mayoría de las ocasiones las decisiones se toman de un día para otro y la cadena de suministros debe adaptarse con urgencia. En algunas industrias los sindicatos y la dirección han comenzado a negociar ya Expedientes de Regulación de Empleo (ERTE) para las plantillas. En estos momentos, al menos tres firmas están con el proceso abierto. Se trata de Hispaplasti, Incalplas y Estampaciones Rubí. Según cálculos sindicales más de 300 trabajadores pueden verse afectados por una medida que, en síntesis, trata de “aportar flexibilidad” para adaptar producción y empleo a la fabricación real, según explican en una de las empresas afectadas. Pero los problemas atañen en mayor o menor medida al resto del sector, compuesto por una decena de empresas y en torno a 2.000 trabajadores. Indalecio Gómez, secretario de la federación de industria de la CIG, alude a una situación “moi complicada porque a industria non ten microchips e non parece que se poida resolver da noite para a mañán ese problema”. Y agrega: “Esa producción non está en España, moito menos en Galicia”. La factoría de Stellantis en Vigo, principal destinataria de las piezas hechas en Ourense, ha suspendido desde el jueves la actividad de los dos sistemas de producción debido a problemas de aprovisionamiento. Los próximos días no serán fáciles y se da por hecho nuevas suspensiones de turnos en la fábrica de Balaidos. SIN ACTIVIDAD Como consecuencia de la medida empresas tan importantes en Ourense como Faurecia ya paralizaron ayer su producción (ya lo habían hecho en otras ocasiones este mes) y metieron a sus empleados en la llamada bolsa de horas, una medida habitual en el sector que intenta eludir otras medidas más lesivas para el empleo. La semana que viene serán varias las empresas locales las que detendrán su producción. Los ERTE, ahora en el horizonte inmediato en las auxiliares ourensanas, son moneda de cambio en la planta viguesa, que ya aprobó a finales de marzo pasado la aplicación de un expediente, del que se desmarcaron los sindicatos CIG y CUT, para gestionar esta situación. La regulación afecta a trabajadores fijos a tiempo completo que hayan agotado otros mecanismos de flexibilidad, como la adecuación de jornada o la bolsa de horas, por un máximo de 60 días y tiene vigencia hasta final de este año. Se calcula que Stellantis, que fabrica en Vigo uno 2.200 coches al día, habrá dejado de producir unos 50.000 vehículos durante todos los turnos y jornadas que no ha podido trabajar por la falta de aprovisionamiento, una situación que está afectando como un efecto dominó al resto del sector de la automoción, muchas de ellas en ERTE. Y, como consecuencia de este efecto cascada, las empresas ourensanas temen que la situación aboque a una profunda crisis al sector. Fuentes empresariales en Ourense califican de “auténtica locura” lo que está pasando, que puede abocar a despidos “o a que las empresas no reforcemos las plantillas con eventuales para hacer frente a picos de producción”. Creen las mismas fuentes, que “este será un año muy malo”. Desde el punto de vista sindical, Indalecio Gómez alerta también sobre las graves consecuencias futuras para el empleo en Ourense.