Falta profesionalización e I+D+i en el sector de la castaña

La rentabilidad de los sotos ourensanos, atendiendo a las estadísticas oficiales, está fuera de toda duda, así como la importancia de una actividad que sitúa a la provincia a la cabeza de todo el país. Sin embargo, desde el sector argumentan que la formación es muy escasa y que las plantaciones están descuidadas, y además señalan un déficit tecnológico que dificulta la recolección, un proceso que sigue siendo artesanal a pesar de que en otros territorios, como Portugal, está completamente automatizado. “Necesitamos más profesionalización, con agricultores profesionales que se dediquen al sector de la castaña, que todavía es un sector esporádico, que solamente se atiende en la campaña de otoño”, aseguró Francisco Barredo, miembro de la a Asociación de Productores y Exportadores de Productos Agrosilvestres de Galicia (Proagrosilga). Denuncia que los sotos están muy abandonados, y que solo se atienden en el momento de la recolección, pese a lo cual los agricultores pretenden “tener una castaña fenomenal”. “Se necesita gente experta que haga plantaciones con plantas buenas y le haga los cuidados oportunos, porque el hongo que le entró este año se podía haber evitado con lucha fitopatológica”, agregó. Barredo, quien además forma parte de la IXP Castaña de Galicia y regenta una de las mayores distribuidoras del fruto, que mueve anualmente 2.500 toneladas, lamenta que no haya una formación específica para nuevos agricultores, y que en la provincia escaseen los centros de investigación, ya que, por ejemplo, la referencia en materia fitosanitaria -la Estación de Areeiro- pertenece a la Diputación de Pontevedra. En cuanto a la investigación, la provincia también deficitaria, ya que los centros académicos carecen de estudios específicos para la castaña, y el único organismo que la investiga en Ourense es el Centro de Desarrollo Agroforestal, ubicado en el concello de Riós. De esta situación culpa a la Administración pública, ya que “no ha habido un interés político en potenciar el castaño de fruto, las políticas han ido dirigidas a la madera”. “El castaño ha sido un árbol del interior de Galicia, de zonas muy rurales y zonas despobladas, entonces no tiene una importancia geopolítica, sería diferente si estuviéramos en Santiago”, subrayó. La falta de población en el rural se nota sobre todo a la hora de recolectar el fruto, un proceso para el que cada vez hay menos mano de obra. MÁS JÓVENES Para encontrar ejemplos de como la tecnología puede ayudar a la recolección de la castaña solo hay que cruzar la frontera. “En Portugal la gente tiene su trabajo y después tiene unos sotos que los cuidan y cuando viene la recogida cogen su máquina, la enchufan al tractor y hacen la colecta de la castaña sin mano de obra”, explicó. En Ourense cada vez es más difícil encontrar trabajadores para la cosecha, por eso los productores reclaman que la juventud se involucre en un sector que por ahora no ven con interés, y es que “si se metiera gente joven a producir castaña incorporaría la nueva tecnología, habría recogida mecánica y sería todo mejor”. El problema va más allá del interés comercial, ya que la población de menor edad es desconocedora de la castaña. “Es un producto que también necesita una promoción, que vaya más allá del magosto”, valoró.