Fin de una etapa de calidad: cierra Ishgabad

Riaz Baidee saluda desde su silla, con una presencia destacada que le aporta el estar rodeado por las alfombras que le han permitido mantener su negocio durante 33 años. De no ser por el cartel de “liquidación” del escaparate, nadie diría que su tienda de alfombras, Ishghabad, tuviese fecha de clausura en una semana, el próximo 27 de mayo. Badiee, oriundo de Teherán, llegó de Irán en 1979 con solo 24 años, poco antes de que el ayatolá Jomeini tomase el poder, para reunirse con su familia. Inició su aventura con Ishghabad en 1989, con una primera tienda en A Coruña, a la que siguieron siete locales más, repartidos entre las provincias de Galicia, además de Asturias y León. De esa bonanza ya solo quedan el establecimiento coruñés y el ourensano, iconos del fin de una etapa importante de su vida. “Es una sensación un poco rara”, admite al pensar en echar el cierre de su empresa. Con todo, se lo toma con filosofía: “Siempre llega un momento en el que decides dar el paso porque la vida ha cambiado mucho y das preferencia a otras cosas”. Hoy en día, a sus 67 años, su principal motivación es emplear su tiempo con los 6 nietos (pronto 7) que le han brindado sus tres hijas. Sus planes de futuro va más allá de la familia consanguínea. Después de Ishghabad, quiere seguir colaborando con diferentes organizaciones humanitarias como Accem, Cruz Roja, y Cáritas para ofrecer servicio de interpretación y traducción a los refugiados que llegan de Afganistán e Irán, territorios que comparten la lengua farsi. Muestra su género, de variadas formas y materiales, con el tono tranquilo y la disposición de un veterano conocedor de su negocio. Los tapices provienen de Afganistán, Paquistán y Turquía, con la garantía de que son de manufactura artesanal. La tarea de seleccionar y conseguir estos productos es muchas veces una tarea invisible para el cliente, pero es la clave para ofrecer obras de calidad. “Hay que tener muchas cosas en cuenta. Desde fuera parece fácil, pero, como cualquier trabajo, necesita su destreza”. Esta meticulosidad le ha llevado a viajar a los países de origen de sus artículos: “Hace tres o cuatro años que me he calmado un poco, porque llega un momento que te cansas de viajar”. Badiee hace cuentas y calcula que habrá viajado una veintena de veces a los países de Oriente para reunirse con sus proveedores. “Al estar tan lejos, no compras para un mes, sino para aguantar quizás un año”, explica. Así, su modelo de negocio implica inversiones de riesgo o, en palabras de Badiee, un “salto al vacío” en el que hay que tener intuición e información de buena mano de las tendencias y los gustos de la gente. Al preguntarle sobre el futuro de sus empleados, tiene plena confianza en que, a pesar del fin de Ishghabad, podrán seguir adelante gracias a los años de experiencia que han conseguido bajo su marca. “Aquí no cambiamos de empleados cada año. Cuando veo alguien válido, me quedo con ellos muchos años”.