TRIBUNALES

Alegan que la acusación por narcotráfico "son conjeturas"

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photo_camera Los acusados, en el banquillo.

La fiscal mantiene su petición de cuatro años de prisión para ocho imputados y tres para otro

La fiscal reiteró la petición de  cuatro años de prisión para cada uno de los ocho acusados de tráfico de drogas, además de multa de 10.000 euros, y tres para el noveno al aplicarle una atenuante de drogadicción en la última sesión del juicio celebrado ayer en la Audiencia provincial. Considera que Miguel Calviño, con ayuda de Carlos Arturo Salazar y Pedro Alexandre Cossio, contactaba con proveedores de las Rías Baixas, Enrique Lorenzo, Abraham Díaz y Jorge Álvarez, para abastecerse de cocaína. 

A su vez, sostiene la fiscal, suministraban a José Antonio Dacal y Óscar Mira, para su posterior venta al por menor en la ciudad. En un frente de negocio internacional, sitúa a Adel Darío Montoya, con quien, según la acusación pública, Calviño preparaba la llegada de un parapente con 9,8 kilos de cocaína, interceptado por las autoridades en Colombia.

La fiscal se basa en los seguimientos de la Udyco de Pontevedra, conversaciones telefónicas intervenidas y las cantidades aprehendidas en los registros domiciliarios para sostener la condena.

Solo uno de los inculpados, Calviño, reconoce un único hecho de la acusación: se desplazó a Vilagarcía -conducía Salazar- para abastecerse de 98 gramos de cocaína. Pero aun así el letrado, en su informe final, precisó que la pureza de la sustancia era del 0,5%, valorada en 113 euros"por lo que no cabe hablar de delito por la escasa pureza de la droga incautada y la entidad del hecho". 

La mayor parte de los abogados coincidieron en sus planteamientos: una acusación "basada en conjeturas" y huérfana de pruebas. La abogada de Mira habló de "desastrosa investigación policial, con contradicciones e irregularidades". A su juicio, "recurren a conjeturas para dotar de identidad a personas que entrar y salen durante la investigación" (estuvo secreta más de un año). Los letrados repararon en que las conversaciones de las escuchas no fueron cotejadas, no se identificó a los titulares de los teléfonos BlackBerry así como la escasa droga incautada en la operación (98 gramos que reconoció Calviño; 98,5 gramos de hachís en casa de Abraham y tres  bolsas en casa de Salazar, una con 108 gramos de cocaína).

Además, el abogado de Lorenzo y Alvarez invocó la atenuante de drogadicción, al igual que el representante legal de Abraham Díaz, quien niega la entrega de los 98 gramos de cocaína a Calviño.

Asimismo, todos plantearon las  dilaciones indebidas por la tardanza en celebrarse el juicio: la Audiencia provincial recibió el asunto un año y siete meses después de dictarse el auto de procedimiento abreviado. 


Calviño: "Ahora afronto una nueva etapa de mi vida"


Miguel Ángel Calviño, uno de los principales encausados, hizo uso del derecho a la última palabra. Aclaró que tiene un BMW pero matriculado en 1999 y que desde que fue detenido en febrero de 2015 afronta  una nueva etapa de su vida tras "someterme a terapia y una férrea disciplina en la Asociación  Axuda ao Toxicómano de Ourense (Atox)". Ante los magistrados, añadió que ahora vive un época de "estabilidad", por lo que una condena "me quebraría la vida". Mira también intervino para decir que su procesamiento "fue injusto" por falta de fundamento, aludiendo a los "trastornos sociales y laborales" que soportó. También rompió una lanza por Miguel y Pedro Alexandre, "dos grandísimas personas". Por último, Adel Darío, de Cartegena, recordó que una persona a la que conoció en Colombia,  a la que le dio su dirección para ayudarle, le perjudicó.

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