Hizo muchas cosas, pero las dejó casi todas. Empresario, dirigente deportivo, político... y, sobre todo, fumador. Diríase que era una chimenea andante hasta que un aviso de la salud le hizo cambiar de onda y de vida.

El hombre que estuvo en casi todo

Rois, en San Lázaro, muy cerca de lo que fue la sala 'Plató'. (Foto: L.P.)
Es de los rostros populares que uno puede encontrarse a cualquier hora por la calle.
No es raro, pues la de caminante se ha vuelto su ocupación más habitual, después de que hace años decidiese dar un giro copernicano a su vida. Tampoco fue una ocurrencia en una mañana inspirada, sino una crisis de salud, que le avisó de que iba por mala senda. Constituyó un aldabonazo que le llevó a convertirse en ex. Sobre todo, exfumador. De eso hace ocho años. Hasta entonces, su imagen más cotidiana era la de un rostro pegado a un cigarrillo. Comenzó a fumar 'a los 14 años y cuando lo lo abandoné consumía entre tres y cuatro cajetillas diarias'. A partir de ahí, punto y aparte. Además del humo, dejó las responsabilidades futbolísticas, el trabajo y la noche. Sigue yendo a O Couto, 'pero como aficionado', añade.

Nervioso y geniudo para según qué cosas, es la paz y la calma personificada casi siempre. Nació en Bilbao, aunque es un dato que casi no toma en cuenta, porque fue un mero accidente: a la hora del parto, sus padres estaban en Bilbao con el negocio de coches de choque que regentaban. 'A los cinco días ya me trajeron a Ourense'. Desde entonces, la Villavalencia es su referencia y allí sigue.

Hijo del también famoso empresario Raúl Rois, fue al colegio a Salesianos, interno desde muy niño 'pues mis padres estaban casi siempre fuera'. También tuvo como profesora a doña Pacita Sueiro en la calle Parada Justel, muy cerca de donde residía su familia.

Entró en el mundo de la empresa con los coches de choque de sus padres. 'Recorría las ciudades y localidades más importantes de Galicia y España'. Hoy, desde el recuerdo, le parece que 'era una vida bonita, aunque muy dura', ya que llegaron a manejar tres pistas de coches eléctricos, como se les conocía popularmente en aquellos tiempos.

Con el paso de los años y cierta tranquilidad económica, los Rois se deshacen de su negocio tradicional y montan en Parada Justel Lady Rois, una cafetería de vanguardia. 'La de más éxito del momento en Ourense', apunta, a la que se añadió un bazar en las recién abiertas Galerías Roma.

Ya en solitario, tuvo la tentación de volver a los coches de choque, pero descartó la idea 'porque aquello era muy sacrificado'. Se casó en 1972, celebrándose el ágape en la Torre de Ourense, que era el que albergaba los grandes acontecimientos. Permaneció en la hostelería, adquiriendo la sala Plató en el Parque de San Lázaro y la cafetería Siglo XX.

Ahí andaba cuando le dio el arrechucho. Lo que pasa es que paralelamente, Manolo Rois hizo otras muchas cosas, como ser concejal del PP entre 1987 y 1991. 'Me llevó Jorge Bermello en su candidatura. Ya había estado con él en C.D. Ourense y luego volví a estarlo en la de la Cámara de Comercio'.

De su experiencia política recuerda que 'fue la corporación más movida de todas las que se recuerdan, la que tuvo más alcaldes Bermello, Veiga Pombo y Mondelo) y más fallecidos (Paco Paz, Manolo García y José Sueiro)'. En los ocho meses que gobernó Mondelo fue superconcejal, o Superrois. 'Llevaba las concejalías de Tráfico, Deportes y Fiestas y, además, estaba en las comisiones de Hacienda y Urbanismo'. Descubrió que 'la política no me gustaba', por el peaje que suponía aceptar la disciplina de partido. De hecho, 'era un indisciplinado, pues voté en contra de mi partido un montón de veces y eso me creó disgustos'.

En el fútbol, presidió C.D. Ourense en dos etapas, en las que logró éxitos deportivos y económicos, lo cual tiene mérito en un club tradicionalmente ahogado por las deudas. Seguramente fue donde dejó más de sí mismo. Después de un partido en Noja, Cantabria, a las cinco de la mañana sufrió un infarto. La presencia del doctor Cabaleiro en el hotel resultó providencial. 'Me administró su propia medicación y las primeras atenciones', apunta. Los médicos le aconsejaron dejarlo y lo hizo.

Mirando alrededor, la política la ve mal. 'Falta nivel e interés por la resolución de los problemas colectivos y sobra discusión'. Tampoco sobre C.D. Ourense es optimista. 'La abultada deuda que arrastra obliga a un esfuerzo extraordinario de los directivos'.

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