ENTREVISTA

Lucía Álvarez: “Hay muy poco derecho a envejecer como actriz"

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photo_camera Lucía Álvarez.

 Sus familiares dicen que su pasión ha sido la interpretación desde siempre, y que le encanta estar delante de las cámaras. La actriz de "O sabor das margaridas", nueva serie de la TVG, explica su papel

La actriz Lucía Álvarez reconoce que vive en la A-6, a camino entre Galicia, donde vuelve por trabajo y para visitar su pueblo natal de Mouruás, en San Xoán de Río, y Madrid, donde reside. Hoy la TVG estrena "O sabor das margaridas", un thriller de seis capítulos en el que la ourensana interpreta a Luisa, la mujer de uno de los policías. 

El lunes fue la “premiere" en Santiago, hoy se estrena en la televisión, ¿nervios? 

Ahora un poquito menos, antes de la "premiere" sí que estábamos más nerviosos porque no habíamos visto nada. Después de ver el primer capítulo, habiendo visto la respuesta del público que acudió, tengo más ganas de que empiece a emitirse. 

Impresión positiva, entonces. 

Yo la vería si no trabajase en ella, la verdad, y ha sido algo general. Es un lujazo haber participado en el proyecto, supone un antes y un después en las series. Tiene un ritmo trepidante: son seis capítulos solo, lo que pasa se resuelve rápido y tiene la capacidad de remover algo en el espectador.  

¿Por qué remueve?Porque tú piensas que tienes tu vida más o menos controlada, tu mundo, tu gente, tus calles. Y de repente pasan cosas que nos pasan

por ser humanos, que nos pueden pasar a cualquiera, que te revolucionan todo lo que te rodea, a ti y a los demás. De la noche a la mañana estás viviendo cosas que nunca pensaste que pudiesen darse y que de repente te están pasando.

“O sabor das margaridas" es una ficción con tintes realistas.

Sí, dentro de que lo que pasa es extremo. Es una vila pequeña, todos en Galicia somos de un sitio pequeño y siempre pensamos que es el sitio donde nunca pasa nada. Y de repente, donde nunca pasa nada, pasa de todo. 

¿Fue fácil interpretar a Luisa?

Fue difícil por el personaje en sí, pero muy fácil por el equipo que teníamos. Nos han entendido muy bien, nos han cuidado y nos han dejado nuestros tiempos. Toni Salgado -su marido en la ficción- y yo nos hemos compenetrado muy bien, de hecho ya hicimos juntos el pase en la primera prueba. Fuimos marido y mujer desde que nos conocimos: discutimos todo el rato, nos reímos todo el rato. 

También rodó “Vivir sin permiso" recientemente, ¿cómo se compaginan los trabajos?

Pues viviendo en la carretera y durmiendo poco, porque también estoy en Madrid ensayando en el teatro un monólogo sobre Mariana Pineda. A ver, se maneja bien, es cuestión de organizarse. Prefiero no dormir mil veces que cuando tienes tiempo de sobra.

¿Y en qué genero se ve más cómoda?

¡La pregunta del millón! Lo que importa es la historia, que lo que vas a contar tenga un por qué y esté bien escrito. Cada medio tiene su gusanillo y está claro que al teatro hay que volver siempre porque es la cantera, pero no me hagas renunciar a ninguna de las tres porque me matas. 

¿Cómo empezó en esto de la interpretación?

Empecé con 14 años, en Madrid, a estudiar interpretación en una escuela pequeñita. Después de eso empecé por las tardes una especie de bachillerato artístico y luego ya hice la carrera, que compaginé con trabajos. 

¿Muchos altibajos en el camino?

¡Todos! Ahora mismo llevo una buena racha, pero dependes de muchos factores, de mucha gente. Hay un montón de trabas hasta llegar a un personaje, tú haces la prueba y ya hiciste todo lo que depende de ti. Es que aciertes, que la propuesta que lleves les entre por el ojo a los responsables. Tengo amigas a las que no han cogido por tener los labios muy gordos, hasta ahí ya no podemos llegar. 

¿Cree que es más difícil para las mujeres sobrevivir en el oficio?

Sí, es verdad que ahora están haciendo mucha campaña de más mujeres, porque es verdad que se necesita. Eres madre o eres el pibonazo, hay muy poco arco de opciones y muy poco derecho a envejecer como actriz. Está cambiando poco a poco porque hay más directoras y más guionistas, pero todavía sigue siendo así. A los hombres no se les pide un físico ni una edad, a nosotras, sí.

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