FIESTA POPULAR

Magosto en pluma extraña

Ourense. 02-11-12. Local. Magosto en Amencer.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Hoguera de un magosto en Ourense.

Que Tirso de Molina probase vino en Ribadavia durante un magosto o que Lope de Vega emplease la fiesta como arma irónica en su guerra literaria con Góngora forma parte de las referencias literarias más insospechadas de esta fiesta

"Vinde a Galicia no mes de San Martiño, se queredes ver fumega-los lumes dos magostos. Porque na nosa terra, astra a morte ten engado. E se non o credes, vinde ver a Galicia no mes de San Martiño". La invitación la escribe Florentino Cuevillas en "Prosas Galegas", publicado a título póstumo en 1962. Banquetes funerarios y almas del purgatorio comiendo las castañas de las brasas forman parte de las supersticiones y creencias en torno a la celebración: la parte mágica de una fiesta cargada de símbolos a la que no pudieron resistirse los intelectuales. Como si fuera cosa de meigas, el Magosto se referencia en la literatura más insospechada.

En la guerra de Lope y Góngora

El conficto literario de los poetas del Siglo de Oro utilizó en una ocasión al Magosto, como arma irónica entre enemigos de las letras. Lope de Vega escribe una carta al duque de Sessa para criticar a Andrés de Almansa y Mendoza, el personaje gongoriano más polémico. En Toledo, a 9 de mayo de 1615 y con el fin de contribuir a la fama de correveidile de Almansa, Lope de Vega escribe: "No quiero yo decir en esto que es perro Mendoza, sino que lo es de todas bodas, pues se halla hasta en las de los quemados; huélgome que no tendrá que escribir de mí en este magosto, como dijo el Conde de Lemos viejo; ya me parece que oigo su relación en la prosa diabólica con que le tiene engañado el cordobés su padre".

Un amor gallego incestuoso

Don Juan de Castro es uno de los personajes gallegos de Lope de Vega. "Unas cuarenta o cincuenta comedias del autor se refieren de una manera o de otra a Galicia", escribe Christian Andrès, de la Université de Picardie Jules Vernes (Amiens, Francia). En la comedia novelesca, la atracción que genera en el personaje su joven madrastra, Princesa de Galicia, le obliga a dejar el país. El amor por la tierra de Don Juan de Castro lo reflejan estos versos: "Adiós, Galicia, hasta que vuelta demos/ Adiós, magostos de castaña asada/Adiós, querida patria, siempre amada./ Adiós, montañas, de nobleza extremos".

“Libro del Buen Amor"

La alegoría que el Arcipreste de Hita hace en "Libro del Buen Amor" sobre los alimentos y las estaciones del año guarda un lugar para el otoño y para las castañas. La cultura y las celebraciones populares interesaron al autor. Es en la descripción de la tienda de Don Amor donde cita a un comensal, un caballero llamado Noviembre: "El primero come nueces prontas y castañas, manda sembrar el trigo y cortar hierba en las montañas, mata gordos puercos y deshace cabañas".

Magosto de Tirso en Ribadavia

"¿Estuvo Tirso de Molina en Galicia?", se pregunta Emilio Cotarelo y Mori en sus investigaciones bibliográficas, en 1893. Y se contesta: "Yo creo que sí. A quien lea 'La gallega Mari Hernández' no le cabe duda". En esta obra, Tirso se muestra conocedor de la cultura gallega e incluso emplea el idioma. "Alabando estás despacio/los arroyos y los ríos,/cuando nos está brindando Ribadavia, á quien venera/ tanta nación por el santo licor, que sobre un magosto de castañas hace raros milagros; /perdonen todos cuantos hay tristes y blancos,/ que este es el rey de los vinos.". No era la primera ocasión en la que alababa el vino de O Ribeiro en su literatura. Esta vez, se fija en él como parte de los símbolos del Magosto aceptados por intelectuales gallegos como Murguía: el vino nuevo es la vida de un banquete funerario. "Polo San Martiño, castañas e viño". 

Los nuestros: "Hay que volver anualmente al monte, al bosque, a renovar nuestra humanidad"

"En este libro resucitan horas olvidadas, horas que se gastaron en la mesa del periódico; escritos que mueren todos los días, cuando en casa hace falta papel para encender el fuego", dice el prólogo del "Libro de las Horas" de Risco. Dedicó un capítulo al magosto, a los "espíritus del fuego" y la parte fantástica de la fiesta: "Es mejor callar, para que no nos lleven consigo, porque no se sabe a donde nos llevarían". Y deja escrito un porqué del Magosto: "Hay que volver anualmente al monte, al bosque, a renovar nuestra humanidad, porque ya nos vamos apartando demasiado de aquello, cada siglo cortamos una de nuestras raíces y nos quedamos anémicos". Olvidados quedaron también los papeles de Cunqueiro conservados por Fernando Pérez-Barreiro. El investigador Joaquim Ventura recuperó 24 hojas de la época más oscura en la biografía de Cunqueiro: los años en Madrid. En una de ellas escribe: "Si vas a feira de Velle, virás aburrido. Comerás castañas asadas e leite cocido". 

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