Manuela Otero Castro suele comprar en la Plaza de Abastos. Redujo el consumo de algunos alimentos para conservar la salud de su bolsillo: “Para llegar bien a final de mes dejé de comprar algo de carne y fruta también”. Al nombrar el aceite de oliva suspira y pone cara de susto: “El aceite de oliva puff… pasó de cuatro a ocho euros el litro, está por las nubes”.
Cerca suya, una madre con dos hijos -un bebé y una niña pequeña- carga con varias bolsas. Mdjouch Seck habla poco español pero afirma que “está todo muy caro”. Viven bien con el sueldo de su marido, pero ella no trabaja y “ahora compramos más pollo”.
También Clara Diéguez y Ana López, dos jubiladas, se tienen que aprentar el cinturón. “Se non apretas o carto, non chegas a fin de mes”, dice Clara. “A carne aínda pasa, pero sen o aceite…”, comenta Ana.