Oímbra disfrutó la ruta de bodegas

Tres de los asistentes, debidamente disfrazados y con sus tazas.
Vino sin fin en la capitalidad del municipio de Oímbra. Ayer era el día grande de Entroido en esta localidad y el frío, incluso la lluvia, ayudaron para que las bodegas de los vecinos se llenasen de 'clientes' deseosos de disfrutar del buen vino de la tierra al cobijo de un techo que les permitía entrar en calor; y lo quee s más importante, gratis.
Degustación gratuita de vino y tapeo de todo tipo, ofrecido por los vecinos de la localidad. Así es el lunes de Entroido en Oímbra, una jornada esencialmente de tarde, que comienza pasadas las 18 horas al son de una charanga en el fondo del pueblo. Es la que va marcando el paso de apertura de cada bodega, a uno y otro lado de la carretera; y así hasta la medianoche, y hasta que el cuerpo aguante, porque la apertura de bodegas llega hasta el fondo del pueblo, allá en lo más alto.
Dentro de las bodegas, el vino y los refrescos se hacen acompañar de embutidos, empanadas, bicas, tartas, tortillas y hasta caldo en cuencos de barro, como manda la tradición. La oferta incluye la propiedad del alcalde, Alfonso Villarino, que cita a los asistentes en un anexo a su vivienda. Realmente, hay bodegas que se han convertido ya en un clásico.
La cita reunió ayer a numerosas personas en la localidad, casi todos vecinos de Verín y de la comarca de Monterrei.

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