Opciones para ser más libres en la prisión de Pereiro: trabajo y escuela

Francisco González entrega la mención por los 25 años de servicio a la funcionaria Eva Vázquez.
photo_camera Francisco González entrega la mención por los 25 años de servicio a la funcionaria Eva Vázquez.
El director del centro penitenciario de Pereiro insta a dar herramientas a los internos para generar segundas oportunidades

El salón de acto de la cárcel de Pereiro, cuando llega la fiesta de la Merced, la patrona, se abarrota de personas libres. También la hay encerradas, pero pocas, en las últimas filas. “Estamos los más buenos”, asegura uno de ellos, condenado por violencia machista a unos pocos meses de privación de libertad, pero con propósito de enmienda en la comunidad terapéutica intrapenitenciaria. Cinco hasta tienen reservado un asiento delantero porque reciben un diploma que ensalza su evolución ya sea laboral, educativa, terapéutica, personal o deportiva.

Es precisamente este acto institucional el que sirve de altavoz al director, Francisco González, para hablar de reinserción y segundas oportunidades ante sus invitados, autoridades civiles y policiales, entidades sociales, familias y hasta el propio obispo, Leonardo Lemos. Y, pese a que lleva 35 años en ese lugar, los cinco últimos como máximo responsable,  no pierde la esperanza. Está convencido en la “rexeneración do ser humano”.  “Este centro ten como obxectivo que as persoas que cumpren condea poidan ter capacidade para cambiar e esta é a aposta esencial de todos os traballadores penitenciarios de este centro”. Defendió la importancia de dotar de herramientas a los internos (266, pero 30 en regimen abierto) “para que sexan donos do seu destino e polo tanto mais libres e autónomos”. En Pereiro, asegura, hay oportunidades -actividades laborales, educativas y formativas, además de programas de tratamiento- para tener una segunda oportunidad una vez cumplida la pena.

En estos momentos, hay 75 internos con trabajo remunerado en actividades relacionadas con empresas externas y con servicios penitenciarios (cocina, economato, limpieza…), así como 60 que toman parte en talleres ocupacionales. Se imparten cursos de formación profesional (150 beneficiarios en el último año).

En el terreno educativo, 50 presos asistieron a clases el pasado curso académico y está proyectada un aula de informática en la escuela de la prisión. Ofertan 15 programas de tratamiento para superar problemas o adicciones. González explicó que recientemente comenzó “Epyco”, enfocado al acceso al mercado laboral. “O mantenemento dun emprego é un factor de protección fronte a reincidencia delictiva”, aseguró.

No faltaron elogios para el personal penitenciario. El subdelegado del Gobierno, Emilio González Afonso, calificó su papel de “imprescindible para que a sociedade avance na busca da xustiza, da liberdade e da seguridade”.  El político asimiló las prisiones a “escolas de cidadanía que axudan a construír unha convivencia mellor”.

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