En 1601 a Felipe II se le ocurre la idea, ignoro con qué fin, de ordenar que en su reino, incluido Ourense, se haga un recuento de la plata labrada existente en el país. El encargado de hacer el recuento aquí sería Luis Fernández, cuyo trabajo se encuentra en el interesante Archivo Diocesano. En 1949 la historiadora Olga Gallego publica un folleto basado en el trabajo de don Luis. Según el mismo había plata labrada en la Catedral, en San Francisco, en la Iglesia de los Remedios y en varias ermitas. Se trata de objetos litúrgicos como cálices, vinajeras, incensarios, garrafas, custodias, copones, mondadientes y una magnífica colección de cruces procesionales de las que hace varios años se hizo una exposición digna de repetirse.
Según Gallego, la ciudad contó con buenos orfebres, 32 en total, que repujaban, labraban y cincelaban durante los siglos XVI y XVII. Tenían sus talleres en la Plaza de la Platería, que cambiaría de nombre a lo largo de los siglos : pasando de ser Plaza del Centeno, a la del Pan Cocido, de las Ollas, hasta el actual de Plaza del Trigo. Olga Gallego da los nombres de Antonio de Nápoles, Pero González y Miguel Rodríguez como destacados plateros .
Por su parte las familias pudientes de la ciudad utilizaban la plata en accesorios de indumentaria, collares, pendientes, botones, agnus dei, cruces, rosarios, corchetes, bastones, dedales, campanillas, escribanías, saleros, vasos y copas. En algunos casos estos objetos tenían grabado el nombre o las iniciales del propietario.
(Fuente, Biblioteca Diputación).
