VIOLENCIA DE GéNERO

Ourense incrementa las usuarias del teléfono 016

En la mayoría de los casos llaman las propias víctimas o sus familiares

El silencio absoluto sobre su situación ya no forma parte del perfil mayoritario de las mujeres que han sufrido violencia de género. Según los resultados de una macroencuesta efectuada en marzo, el 86,67% de las maltratadas han acudido bien sea a la policía o al juzgado, a algún servicio de ayuda o han contado su situación a alguien del entorno.

El teléfono 016 de servicio técnico de información y asesoramiento jurídico es uno de los puntos a los que acuden. Según los últimos datos de mayo de 2015, el número de llamadas realizadas en Ourense fue de 33; de ellas 20 fueron las propias mujeres, diez familiares u otras personas allegadas, y tres, otros. Respecto a mayo de 2014, el incremento de llamadas fue de un 43,5 por ciento, siendo Ourense la provincia gallega con mayor aumento. Detrás sólo se sitúa Pontevedra, con un 40,6 por ciento, ya que las otras dos provincias, Lugo y A Coruña, ofrecen un saldo negativo, al disminuir el número de usuarios del servicio.

Ana, el segundo nombre de una ya ex víctima de violencia que prefiere mantener el anonimato, "porque casi nadie de mi familia ni de la suya saben toda la verdad", es una de esas mujeres que durante los últimos cinco años, de un total de 20 de convivencia y matrimonio, acudió a diversos servicios para informarse y conocer qué tenía que hacer en caso de decidirse a separarse de una vez por todas de su pareja. "Fui a los servicios de la Xunta, a la psicóloga del Centro de Información Municipal de la Mujer, pregunté en la Asociación de Mujeres Separadas, y también acudí al Colegio de Abogados", explica y añade que "nunca dije claramente que estaba padeciendo maltrato que, en mi caso, fue sobre todo y mayoritariamente psicológico, aunque no faltó alguna bofetada y puñetazo". Ana, ahora ya divorciada desde hace dos años, resalta que "acumulaba y acumulaba información y papeles que me decían iba a necesitar, pero tardé varios años en dar el paso y divorciarme".

Este alto porcentaje de solicitud de información no se corresponde en cambio con el número de denuncias interpuestas, sólo lo ha hecho el 28,6 por ciento de las participantes en la macroencuesta que ha servido de base al estudio “Sobre la inhibición a denunciar de las víctimas de violencia de género”, cuyo objetivo es conocer qué es lo que impide a las mujeres denunciar, presentado la pasada semana por la Delegación del gobierno para la violencia de género.

Ana no denunció nunca. "Lo usé como amenaza velada contra él cuando empezaba a gritarme y a insultarme, pero sabía que no lo iba a hacer y tal vez debería haberlo hecho. No lo hice por mis padres, por sus padres y por el hijo que teníamos. No quería que todo eso se hiciera público, que la gente lo supiera". Añade Ana que, "además, me daba vergüenza. Ni yo misma me podía explicar cómo había llegado hasta allí. Es más, durante mucho tiempo justifiqué todas esas conductas, incluso quise creer que tenía alguna enfermedad, así me era más fácil entenderme incluso a mí misma". Cuando dio el paso de divorciarse, "el proceso se complicó un poco por su actitud intransigente", señala, e indica que "en ese momento fue cuando más me arrepentí de no haberlo contado antes a todo el mundo. Pero llegado a ese punto sí que lo comenté con mi abogado por si hubiese sido necesario usarlo". Su entorno sigue sin conocer toda la realidad.

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