INVESTIGACIÓN - OURENSE

Un pasadizo secreto pudo ocultar a los policías imputados en el homicidio

Los dos policías imputados, el pasado viernes a la llegada a uno de los registros practicados.
photo_camera Los dos policías imputados, el pasado viernes a la llegada a uno de los registros practicados.

Las cámaras de la comisaría ourensana recogen la llegada de uno de ellos en su coche y cómo aparcó en un punto ciego

 

La titular del Juzgado de Instrucción 3, Eva Armesto, considera que "de lo actuado" en las diligencias abiertas en abril de 2016 por la muerte del policía Celso Blanco (48 años) en la Comisaría de As Lagoas, que se traduce en 11 tomos, más de 4.000 folios y casi dos años de secreto de sumario, "existen indicios" para imputar a los policías gemelos Roi y Bernardo D.L. (44 años) ocho delitos, perpetrados de "forma conjunta y planificada" entre mayo de 2014 –antes de que fueran sustraídas la seis armas del búnker de As Lagoas– y abril de 2016 –fecha del fallecimiento del agente–: robo con fuerza, tenencia ilícita de armas, revelación de secretos, simulación de delito ante funcionario, denuncia falsa, injurias y calumnias. Pero, añade, a ambos también se les investiga "por un presunto homicidio en relación al agente fallecido".

Pese a toda la retahíla delictiva que se les imputa, quedaron en la madrugada del lunes en libertad bajo fianza de 60.000 euros tras el registro, esta vez en presencia de los detenidos, de uno de sus coches, en el que se hallaron rastros de sangre. Aunque los agentes investigados aducen que procede de la matanza de un cerdo, las pruebas de laboratorio deberán corroborarlo.

Las inspecciones oculares, informes periciales de balística, del Instituto de Toxicología y de ADN, relación de llamadas, testificales, fotografías y documentación bancaria justifican, según fuentes judiciales, la detención el pasado viernes de los dos policías, quienes niegan todos los cargos.
Según las acusaciones, la instrucción deja claro que Blanco no se suicidó, un punto de partida que la familia siempre tuvo claro, tal como recuerda su abogado, Arturo Mosquera, quien pretende llegar al final "caiga quién caiga". "La conducta de Celso ese día fue del todo normal -añade- y lo más alejada a una posibilidad de suicidio; de hecho, salió de casa con la intención de comprar marisco para el día siguiente celebrar una comida con la familia".

El letrado sostiene que "hay una serie de indicios y pruebas que aparentemente determinan que en la muerte de Celso intervinieron terceras personas", valora. Los informes forenses, de Policía Científica y balística (el casquillo nunca apareció) así lo corroboran. Ya en un primer momento a la jueza instructora, en el marco de la diligencia de levantamiento del cadáver realizado el sábado 9 de abril de 2016, le llamó poderosamente la atención que el arma corta de la marca HK modelo USP compact que apareció en su mano izquierda, una de las seis que desaparecieron del armero en agosto de 2014, estaba abierta y sin cargador, lo que apuntaba a la presencia de un tercero en ese escenario. La trayectoria de la bala en la cabeza y posición del cadáver tampoco eran compatibles con el suicidio.

Ahora bien, Mosquera aclara que apuntar hacia Roi y Bernardo, de cara a una acusación formal, debe ser algo que "debe irse viendo a lo largo de la instrucción". Una investigación que también tiene que concretar el papel que tuvo el fallecido -supuestamente se autoinculpó antes de morir a través de mensajes-en el robo de armas y envío de anónimos para atraer a Asuntos Internos a la Comisaría e investigar a compañeros a los que querían perjudicar (operación Zamburiña).

Por el momento, trascendió que el día de la muerte de Blanco uno de los gemelos estuvo en la comisaría: se le ve llegar al aparcamiento en su Volvo XC90 para estacionarlo en una plaza que queda fuera del enfoque de las cámaras. Precisamente, desde ese lugar se puede acceder a un pasadizo para los conductos del aire y tuberías que da acceso directo a la galería de tiro sin que quede constancia de la entrada a las instalaciones policiales. Ese conducto apareció abierto y con huellas, cuando, según responsables policiales, llevaba tres años sin uso.
En su comparecencia judicial, aclararon a preguntas de su letrado, que Roi D.L. estacionó allí porque la plaza era más espaciosa y le permitía maniobrar con mayor comodidad, algo que, según puntualizó, hacía normalmente.

Asimismo, fuentes cercanas al caso aseguran que los anónimos injuriosos fueron escritos en una tablet personal de los investigados y desde allí se enviaron a un ordenador de la comisaría para rebotarlos a varios medios de comunicación, utilizando la wifi de un sindicato.

En cuanto a la revelación de secretos y simulación de delito, consta en las actuaciones que Roi D.L., en su condición de inspector de drogas, en mayo de 2014, pudo conseguir las claves de compañeros a los que desacreditaba en el anónimo remitido a Asuntos Internos en noviembre de 2014. Así conseguiría suplantar su identidad y acceder, haciéndose pasar por ellos, a información sensible (fichas del DNI de policías) que, según el comunicante, se pasaba a traficantes de droga. El objetivo, fabricar pruebas falsas. 

La fiscal y el abogado  de la familia recurren el personamiento del exjefe de drogas

Fuentes próximas a Antonio R.F., exjefe del grupo de estupefacientes y el policía al que supuestamente los gemelos pretendían perjudicar  en las diligencias de la  Zamburiña, creen que el sumario de Instrucción 3 confirma que se manipularon pruebas para incriminarlo, al igual que a los otros tres policías imputados en la causa que lleva Instrucción 1 por drogas. Está personado en la causa contra los gemelos, aunque la fiscalía y la familia de la víctima se opusieron, algo que deberá resolver en próximos días la jueza que dirige la investigación o en apelación la Audiencia. n
 

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