El Seminario Mayor ourensano acoge la próxima semana unas Xornadas de Conservación, que organiza la Dirección Xeral de Patrimonio

El patrimonio de la Diócesis de Ourense goza de ‘buena salud’, aunque urge acometer reformas en retablos y casas rectorales

El patrimonio eclesiástico de la Diócesis de Ourense goza, en general de ‘buena salud’, aunque cuenta en la actualidad con ‘urgencias’ en el ámbito de la conservación y rehabilitación. Es el caso de algunos retablos que ‘se vienen abajo’ porque cuentan con mucha carcoma y polilla o el ‘abandono’ de algunas casa rectorales, en palabras del delegado diocesano de Arte Sacro de la Diócesis de Ourense, Miguel Angel González.
Así se puso de manifiesto en la sede de la delegación provincial de Cultura de la ciudad de Ourense, durante la presentación de las Xornadas de Conservación e Protección do Patrimonio Cultural da Igrexa Católica en Galicia, que se celebrarán los próximos días 22 y 23 de septiembre en el Seminario Mayor de la capital ourensana. El acto contó con la participación, entre otros, del delegado provincial de Cultura en Ourense, Xosé Carlos Sierra, y del jefe de Servicio de Patrimonio, Alfredo Seara.

Las jornadas están organizadas por la Dirección Xeral de Patrimonio, en colaboración con la Diócesis de Ourense, y contarán con la presencia de numerosos expertos que disertarán sobre el estado del patrimonio eclesiástico en Galicia y sus mayores necesidades para lograr su conversación.

El objetivo de este encuentro es que la fluida relación entre las diócesis y la administración, en este caso la Dirección Xeral de Patrimonio, siga dando fruto. Formar e informar para que no se deteriore ningún bien cultural por desconocimiento o ignorancia, resaltan los organizadores.

En su exposición, Miguel Angel González aseguró que además de la situación de los retablos, otro problema ‘serio’ es el de las casas rectorales, ya que ‘muchas están abandonadas, no están habitadas por los curas y tampoco se pueden aprovechar para fines sociales si los pueblos son muy pequeños’. ‘Se me cae la cara de vergüenza ver como se caen casas con empaque señorial’, aseveró.

Según el delegado diocesano de Arte Sacro, las ‘prioridades’ son la recuperación de retablos y las casas rectorales abandonadas, aunque también hizo referencia a los cementerios de la provincia de Ourense porque ‘con el tiempo los usos funerarios cambiarán hacia la incineración y ya no se pierda ese apego de enterrarse al lado de las iglesias’.

En este sentido, Miguel Angel González aseguró que ‘es un grave atentado contra muchos edificios’ y espera que los problemas se resuelvan ‘durante las próximas décadas’. ‘Se está intentando en algún lugar ponerle coto pero en muchos casos el mal está hecho’, dijo.

La situación de las iglesias es más o menos buena y lo que preocupa fundamentalmente a Iglesia y administración es el mantenimiento de los bienes recuperados tras la restauración. En este sentido, la despoblación del rural juega un papel ‘determinante’ para la conservación del patrimonio sacro y son los propios feligreses los que en muchos lugares realizan las labores de mantenimiento para la correcta conservación de los bienes.

Iglesia y Administración gallega están de acuerdo y trabajan mano a mano en este aspecto. Las diócesis tienen la titularidad de los bienes, mientras que Patrimonio lo protege y colabora para ponerlo en valor.

El delegado provincial de Cultura, Xosé Carlos Sierra, explicó que la despoblación es la variable ‘más significativa’ para la conservación del patrimonio. ‘De nada vale invertir y esforzarse en restaurar un elemento si luego no hay población que lo mantenga. Se está pensando en intervenir donde luego se pueda conservar y se tenga en uso. Tiene que haber quien mire por el’.

En la última reunión de la Comisión Mixta Iglesia-Xunta se recibieron más de 100 propuestas para intervenir de los que más de la cuarta parte eran de la provincia de Ourense. En este sentido, Sierra cree que lo más demandado son ‘cubiertas, pavimentaciones, cementerios, y calefacciones, de las cuales se deniegan muchas debido a que se deben acompañar de una ventilación y deshumidificiación en el templo, para que no afecte a los retablos, tallas, bancos y demás maderas del templo’.

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