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Ambiente en la noche del jueves, en la calle Pizarro.
photo_camera Ambiente en la noche del jueves, en la calle Pizarro.
La última noche sin restricciones transcurrió a medio gas, mientras el estreno de las nuevas medidas lleva a pubs a cerrar, a otros a demorar su apertura y desquicia a los que quedan: “Non son farmacéutico”

La noche da un nuevo paso en la travesía por el desierto en la que se ha convertido su actividad desde el estallido de la pandemia. Desde esta medianoche, para entrar a pubs y discotecas de la ciudad es obligatorio presentar una prueba negativa (hecha como mucho 72 horas antes). La noche previa, el jueves, la tranquilidad volvió a reinar en la zona de fiesta, sin grandes aglomeraciones, aunque el botellón volvió a campar a sus anchas, esta vez camuflado entre los pubs.

A las puertas, los dueños y trabajadores no daban crédito a las nuevas funciones encomendadas. “Eu non son un farmacéutico. Pedireille que me ensinen a mensaxe e se pon negativo, para adiante. Pero non podo andar pedindo tarxetas sanitarias, probas, facendo o QR para o rexistro, cobrando… Non son un farmacéutico”, insistía un propietario.

Un portero confesaba que la medida puede no ser mala, “pero chega tarde, iso tíñano que pedir desde o principio, agora xa está todo diseminado, veremos se non nos pechan”. Y es que el ánimo entre los que abrieron el jueves por la noche era que este fin de semana podría ser el último. Algunos jóvenes, apuraban esa última noche para “desfasar”. “Por eso salimos, mañana ya te pedirán todos esos papeles. Saldremos pero estaremos tomando algo por la calle o en algún piso”, relataba una de las jóvenes con ganas de marcha sin control.

Algunos de los pubs empezaron a caerse ya de la convocatoria. Es el caso de pubs como Templo u Origen, que anunciaban su suspensión temporal de la actividad, apelando a la “prudencia y responsabilidad”, para favorecer “la contención del virus”. Otros, como el Balenciaga, decidía esperar a hoy sábado, para “adaptarnos a las nuevas normas”. 

Otros optaron por abrir porque, como resumía un hostelero “ten pinta de que nos poden pechar e todo o que sexa facer caixa algo axudará”. Y algunos aprovechaban sus redes para recordar el macrocribado de 3.000 personas de hoy, con resultados al instante: “No hay excusa”.

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