El portavoz Gómez, en la picota

Ignacio Gómez Pérez, el portavoz de la oposición socialista en la Diputación, reprobado por sus "mentiras y su falta de escrúpulos", es también duramente cuestionado por su propio partido y compañeros.

La reciente reprobación, por el gobierno de la Diputación, del portavoz socialista en la institución provincial, Ignacio Gómez, no es cuestión baladí; además de ser una acción excepcional hacia un miembro de la oposición política -el que está llamado a ejercer el control de quien gobierna y, por ello, el que debería cuestionarlo-, demuestra hasta qué punto están en conflicto la gestión y las actitudes del ribadaviense. Porque la reprobación impulsada por el PP, y basada en "su labor, actitud y formas indignas de la representación política que ostenta", según rezaba la propuesta del PP, es sólo el último capítulo de una controvertida actividad política que ya ha provocado la división en su propio grupo provincial, amén de un agrio enfrentamiento con la dirección provincial que le promocionó en el camino de la política, le apoyó para dirigir al grupo en la Diputación y le convirtió en miembro de la ejecutiva y de la comisión permanente; a cambio, Ignacio Gómez recogió firmas entre la militancia contra los responsables de esa ejecutiva, hasta ocasionar un conflicto que flaco favor hizo a la imagen socialista en la provincia. Entonces, la dirección tuvo que salir con un comunicado donde, sin tapujos, declaraba: "As persoas que adicaron o seu tempo a recoller sinaturas e facer filtracións, farían mellor en ocupar o seu tempo de traballo a intrigar contra a actual dirección". Y éste aguantó perfectamente el envite de Gómez, sus asesores y los escasos apoyos con que cuenta, que no consiguieron mermar la autoridad de los que dirigen el partido en la provincia.

Cada vez más cuestionado en su propio partido, el también alcalde socialista de Ribadavia (en minoría), que lo es porque aprovechó los réditos de su antecesor, no ejerce -según sus propios compañeros de filas- de líder en la oposición provincial; hay cualificados militantes que ya declaran abiertamente entre los afiliados su falta de gestión pues no prepara las intervenciones y se entrega a la improvisación, optando por la descalificación y los gestos despectivos para suplir la escasa argumentación que aporta. Porque Ignacio Gómez, que arremetía contra la duplicidad de un alcalde y portavoz porque no podría dedicarse a pleno rendimiento a ambas responsabilidades, no ha tenido reparo, tras las elecciones de locales de 2015, de asumir ambas funciones, lo que merma dedicación, como reconocen en sus grupos provincial y municipal, a ambas competencias. Eso sí, ha elegido cobrar por la Diputación, donde cuenta con una exclusividad más atractiva, 41.000 euros anuales brutos por una dedicación, "a tiempo parcial" al trabajo de diputado, frente a los 24.000 que percibía del Concello.

La cuestión económica, en lo que se refiere al dinero recibido para los gastos de funcionamiento y gestión del grupo socialista en la Diputación, también amaga con convertirse en un punto de conflicto con otros diputados provinciales. Ello ha acrecentado la división del grupo, mayoritariamente afín a la actual dirección provincial, y ha provocado que varios diputados opten por una llamativa actitud, la de negarse a firmar facturas o cargos, si se les plantean, por no estar conformes con el uso que se hace de ellos y para quedar al margen de la fiscalización que la institución realizará al término del mandato.

Está muy influenciado por los dos asesores con que cuenta en el Pazo provincial, los estrategas de la gestión y los que en lugar de emplear su tiempo en hacer oposición eficaz, utilizan la institución para cuestiones internas de partido; pero, además, Ignacio Gómez ha tenido que ver, cuestionado en Ribadavia por toda la oposición, sin excepciones, como el propio hijo de uno de esos asesores, Brais Fidalgo, vecino y compañero en su momento y ahora duro opositor como responsable del partido político Ribeiro en Común, aprovecha cualquier oportunidad para poner su gestión en la picota. Son conocidas en toda la militancia sus críticas a la inoperancia y a la mala actitud del regidor y diputado socialista más cuestionado en este momento por la militancia ourensana.

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