Sor Bernarda, sor Mariana e o seu repudio da clausura en Santa Clara de Allariz

O mozo agarda á súa amada, recluida na clausura do convento de Allariz.
photo_camera O mozo agarda á súa amada, recluida na clausura do convento de Allariz.

Caso singular foi o acontecido no convento de Santa Clara de Allariz e protagonizado por sor Bernarda de Novoa, sor Mariana de Montoto "y otras cómplices suyas, en la ejecución de algunas ceremonias supersticiosas y el deseo de burlar la clausura y abandonar la vida religiosa".

Segundo o relato de Bernardo Barreiro, a orixe do proceso parte da revoeira que xerou a noticia de que a sobriña dunha relixiosa que residía alí "como educanda", abandonaría a compañía para contraer "un dichoso y próximo matrimonio". Todas querían saber con quen ía casar aquela moza e a curiosidade "fue tan viva y la ansiedad tan inmensa por conocer al novio" que lle pediron "a doña Bernarda de Novoa que hiciese la oración de San Pedro y que con eso lo sabría", pero para elo "habría de poner un barreñón de agua y una monja había de poner un pie desnudo dentro, con una cadena, y que habían de estar diciendo 'revela óculos meos' y otra monja había de andar alrededor diciendo 'Abíncula Sancti Petri' y otra había de tener en sus manos una vela de cera encendida".

E así o fixeron. Sor Bernarda colleu o barreñón púxo o pé espido nel, mentres Sor Mariana comezou a dar voltas darredor, botando toda a noite nela, ata que por fin "vieron por dos veces, dentro del agua, una cara blanca y oyeron unos tambores roncos". Pasados uns meses "vino de La Coruña un alférez y sacó del dicho convento a la sobrina de la dicha monja y se casó con ella".

Entón as futuras procesadas "lanzaron la herética proposición de que era más perfecto el estado de las casadas que el de las religiosas" e propuxéronse fuxir do convento valéndose "de intermedios, con las prácticas y ceremonias de las embusteras brujas".

As dúas foron presas o 23 de outubro de 1636 e conducidas ó convento de Santa Clara de Santiago. Xulgadas e condenadas a regresar a Allariz e a "que ayunasen seis viernes y se diesen en cada viernes una disciplina", di o historiador santiagués que "los azotes aumentan y no amortiguan las tentaciones rebeldes de la carne", polo que "el remedio acabó siendo peor que la enfermedad".

Te puede interesar