Un guardia civil de Verín redujo a un atracador y le quitó la pistola tras asaltar el hotel Romero de Mérida (Badajoz). El agente, que estaba de permiso, facilitó la detención de un grupo de delincuentes muy violentos.

El superagente de Mérida

Alejandro Páez Montesinos.
Solo cumplí con mi deber y claro que lo volvería hacer'. Con estas palabras recordaba ayer el guardia Civil de Verín Alejandro Páez Montesinos cómo se enfrentó en la madrugada del pasado día 2 a un delincuente, al que logró arrebatar la pistola y reducirlo, cuando atracaba el hotel Romero de Mérida (Badajoz).
Alejandro Páez es de Lubián (Zamora) pero lleva más de tres años destinado en el cuartel de Verín. El pasado fin de semana cogió un permiso para viajar con la banda de gaitas As Portelas (la integran 25 músicos de Lubián) hasta Olivenza (Badajoz) para poner la nota musical a la inauguración de una planta de energías renovables que puso en marcha la empresa que gestiona un parque eólico en su pueblo. 'Antes de llegar a Olivenza, hicimos noche en el hotel Romero, cenamos y después nos quedamos un rato de sobremesa, de tertulia. Éramos unas siete personas', afirma el agente.

La charla se prolongó hasta poco antes de las dos de la madrugada cuando Alejandro Páez se percata de una persona encapuchada caminando detrás de un camarero, al que llevaba como rehén apuntándole con una pistola por la espalda. 'Saltó al otro lado de la barra y se apoderó del dinero que había en la caja registradora, metiéndolo en una mochila. Después, se dirigió a nuestro grupo y nos pidió que le entregáramos las carteras, los teléfonos móviles, relojes y todo lo que teníamos de valor', recuerda.


INMOVILIZACIÓN

El grupo obedeció introduciendo todo lo que tenían de valor en la mochila. El delincuente no dejaba de intimidarlos con la pistola y Páez, según asegura, se fue desplazando con los pies 'milímetro a milímetro' hasta comprobar que ninguno de sus compañeros estaba en el ángulo de tiro, en caso de que el atracador detonara la pistola. Después se abalanzó sobre él hasta inmovilizarle un brazo y arrebatarle el arma. 'Me corté en una mano con la mirilla de la pistola', apunta el agente, recalcando que durante estos años asistió a varios cursos de defensa personal y policial. 'Le hice una llave y cayó al suelo. Cuando lo tenía reducido, le dije a mis compañeros que llamaran al 062 y avisaran de lo sucedido', relata Alejandro Páez.

Una patrulla del cuartel de Mérida tardó unos 10 minutos en llegar al lugar, un tiempo que el agente verinense aprovechó para recriminar al delincuente: 'Te salió mal el asalto, le dije, y me respondió 'sí'.

Alejandro Páez tenía al atracador tumbado en el suelo, sujeto por un brazo contra la espalda y con una rodilla encima de su cuello. Hasta que no llegaron sus compañeros de Mérida, para detenerlo y esposarlo, también tuvo tiempo de preguntarle de dónde era natural. 'Soy de un pueblo cercano', me respondío', recuerda el agente, recalcando que durante la intervención desconfiaba de que podía estar compinchado con algunos de los camareros para perpetrar el asalto. 'El personal de hotel era de origen marroquí. En un principio pensé que podrían estar tras del robo, pero luego descubrí que no era así. Durante un momento, desconfié de todo lo que se movía en el negocio', comenta.


GRUPO VIOLENTO

La actuación del agente verinense permitió a sus compañeros del cuartel de Mérida la detención de otras cuatro personas y el esclarecimiento de siete robos con violencia en viviendas y negocios, bares, hoteles y gasolineras.

El grupo actuaba de forma organizada por las noches, asaltando viviendas en las que llegaron a maniatar y golpear a las víctimas. Los agentes les decomisaron varios efectos robados, entre ellos joyas, así como una pistola simulada, varias navajas, una defensa electrónica, pasamontañas, bufandas y guantes.

Mientras, Alejandro Páez se convertía en todo un héroe, que no deja de recibir felicitaciones de los mandos y agentes de las comandancias de Extremadura, Galicia y Castilla-León.

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