‘Tengo poco que hacer en política'

La reforma local. 'hubiese sido mejor que determinados servicios pasasen en bloque a las diputaciones, aunque los municipios conserven derecho de decisión'
¿Usted es de los que creen que las diputaciones son realmente útiles?
Podrían tener sentido en muchas dimensiones. Podrían dársele competencias propias -de hecho, tiene algunas, como la red provincial de carreteras- pero se las destinó a servir de apoyo a los municipios y de enlace con Xunta y Estado. La situación es compleja porque hay un problema de lucha por el poder del territorio y todos los gobiernos quieren meterse en todo lo que pueden. Pero la Comunidad autónoma debería meterse en competencias suyas que quizás no resuelve y dejar las funciones de pequeño nivel a otros. Pero hay muchos conselleiros a los que les encantaría ser alcaldes o presidentes de diputaciones porque se matan hasta para asfaltar una corredoira. Además, las diputaciones nacieron como brazos del Estado central, por eso los nacionalismos les tienen tanta manía. Ahora quizás su mayor hándicap viene de la Transición, que las convirtió en organismos de elección indirecta.

¿Defiende entonces lo que propone el actual presidente ourensano, el voto directo?
Esa es una idea esencial porque la fórmula actual es una anomalía en Europa. En tiempos de la Transición, cuando aún no hay comunidades autónomas, UCD quería garantizarse el control y por eso impuso ese sistema de elección; tenía su lógica en aquel momento tan delicado, pero con el tiempo eso se consolidó, desgraciadamente. Ahora hay miedo a los cambios, piense que una administración elegida directamente por el ciudadano da al presidente una legitimidad y un poder político real muy amplios y causaría un problema gordo a las administraciones autonómicas .
Pocas posibilidades entonces le da entonces a la idea de Baltar.
Es difícil estar en contra de ese planteamiento. Por ejemplo, es lógico que haya críticos con que las diputaciones asuman tantas competencias con la nueva reforma local que afectan al ciudadano, cuando no fueron elegidas directamente por él.

¿Qué tiene de bueno y de malo la reforma local para la Diputación y los concellos de Ourense?
Parte de unas ideas fuerza muy positivas pero la concreción no está conseguida. Por ejemplo, descarta la fusión sistemática de municipios pero hace un planteamiento escasamente funcional de transferencia de servicios a las diputaciones. Si no hay una coherencia territorial, no tiene sentido. Hubiera sido mucho mejor, aunque seguramente habrá razones políticas de por medio, que determinados servicios pasasen en bloque a las diputaciones, sin perjuicio de que los municipios conserven un derecho de participación cualificado en la toma de decisiones. Es lo que hacemos ya con la gestión de la basura: la competencia está delegada pero la Diputación no puede tomar decisiones solas. Esa es una clave del éxito del modelo.

¿Es modélica, pues, la Diputación de Ourense?
Con Jaén, somos los que más hemos avanzado en la prestación de servicios a los ayuntamientos. Pasamos de la simple asistencia a municipios, a asumir competencias, lo que el presidente llama fusionar servicios. Todavía recuerdo un informe del Consello de Contas, que en 2008 hizo una fiscalización de la prestación de servicios a los concellos por parte de las diputaciones gallegas y la de Ourense sacó la mejor nota.

Fíjese qué curioso. Usted es secretario de una Diputación, la de Ourense, con un presidente amigo de su padre, que dirigía otra Diputación, la de Lugo. ¿Hablaban en casa de sus diputaciones?
Claro. De muchas cosas. Pero nada de indicaciones o consejos.

¿Qué lección ha aprendido de su padre?
Dos cosas, me enseñó tolerancia y a observar directamente la realidad, a no hacer tanto caso de la realidad representada por los medios o los expertos entre comillas. De esa observación surgen ideas como mi opinión de la elección directa de los presidentes de las diputaciones.

¿Para cuándo el salto definitivo a la política? Puede ser la bomba, usted que pasa por ser un “cerebrito' técnico.
Me temo que tengo poco que hacer en política. ¿Usted que opina?

¿Yo? Usted sabrá.
No, no me veo capacitado.

¿Se queda con Baltar padre o hijo?
¡Ah!, yo soy neutral. A quien ponga el pueblo.

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