“Salía de trabajar el miércoles pasado cuando se me enganchó el zapato en un desnivel de la acera de Santo Domingo, tropecé, apoyé el brazo para protegerme, resbalé y noté que el hombro se rompía”, explica J.M.R, vecina de la ciudad, de 46 años.
Varias personas acudieron a ayudarla y alertar a los servicios de emergencia, ya que no era capaz de moverse. “Me mareé del dolor. Cuando llegué a Urgencias me hicieron las placas y ya me dijeron que tenía el húmero derecho roto y que me tenían que operar”, explica. La mujer se someterá a la cirugía hoy o mañana, según la previsión, y mientras resiste el dolor con analgésicos. “Tengo el brazo lleno de moratones, lo tengo completamente inmovilizado, no puedo hacer ni el más mínimo movimiento con él”, asegura. La operación no es sencilla, ya que tendrá que ser sometida a una cirugía con anestesia general para poder recolocarle el húmero e insertar una placa de metal para corregir la fractura.
“Las secuelas en este tipo de fracturas son bastante comunes y la intervención no es ninguna broma. Yo soy joven, muy activa, voy al gimnasio, nunca me cogí una baja, y ahora esto… es muy injusto. Estos días no puedo salir sola a la calle porque tengo miedo de volver a caerme”, señala. Esta mujer mira al gobierno local en busca de responsabilidades. “A mí me parecen bien las rampas, pero lo primero es que caminar por la ciudad sea seguro, que no haya baldosas sueltas, que las aceras estén en buen estado…”, reclama. Aunque por ahora no se plantea denunciar al Concello -”ahora mismo solo quiero que me operen y que vaya todo bien”-, no lo descarta una vez se recupere.
“Se merecen que lo hagamos, que denunciemos y tengan que responder por cosas como ésta”, recalca.
